Las visitas de Juan Carlos a España son cada vez más recurrentes y pasan más desapercibidas. La ciudadanía se ha olvidado de las fechorías del emérito y le han dado una nueva oportunidad. Casa Real ha conseguido su propósito. Tras cuatro años exiliado en Abu Dabi, Felipe valora su vuelta a España, aunque no será a Zarzuela ni a Madrid. No obstante, por ahora ya han negociado la posibilidad de quedarse en Ginebra. Allí se encuentra la infanta Cristina y puede echarle un ojo. Además, sus viajes a España serían mucho más cómodos y sencillos para su edad. Ya no tendría que pasar unas siete horas de vuelo, en tan solo dos horas llegaría a su destino.
Juan Carlos cumplió el pasado 5 de enero 86 años y su salud es delicada, especialmente por sus problemas de movilidad. Desde que le operaron de la cadera en 2012, no ha vuelto a ser el mismo. Aunque ahora también le falla su cabeza. El emérito presenta un cuadro típico de demencia senil, una enfermedad normal para las personas de su edad. En los últimos meses ha preocupado a sus hijos por algunas pérdidas de memoria, algo no alarmante, pero suficiente para tomar la decisión de cambiar su residencia.
Ya lo dijo Jaime Peñafiel en su momento, si Juan Carlos fallece fuera de España sería una deshonra para la corona y un escándalo para Felipe. Por este motivo se empieza a valorar la posibilidad de traerle de vuelta. Su nuevo lugar de residencia en los próximos meses podría ser Sanxenxo.
Los amigos de Juan Carlos en Sanxenxo preocupados por su salud
Precisamente, es en Sanxenxo donde ha pasado prácticamente la última semana. Llegó el pasado miércoles y participó en las regatas organizadas durante el fin de semana. Nuevamente, lo hizo en compañía de la infanta Elena. Felipe no quiere que su padre esté solo en ningún momento debido a su salud. Ya que lamentablemente él no puede relacionarse con su padre públicamente, les ha pedido este favor a sus hermanas. La infanta es la más Borbón de todas y es algo que no le importa. Está muy feliz al lado de su progenitor.
Hacía meses que sus amigos de Sanxenxo, como Pedro Campos, no veían en persona al emérito, desde las últimas regatas. Y en ese tiempo han observado un drástico cambio en el estado de salud de Juan Carlos. Se han quedado sorprendidos por su impactante deterioro. Tanto por su movilidad como por su demencia. Ya ni tan siquiera se acuerda del nombre de cada uno de ellos, y repite constantemente episodios vividos en un pasado muy lejano, cuando eran jóvenes. También vieron que le costaba bastante articular las palabras.