Desde que la reina Letizia entró a formar parte de la familia real se han producido cambios notorios en la monarquía. La consorte, que durante años había visto el ruedo desde el otro lado de la barrera, sabía bien de la mala imagen que estaban dando algunos miembros de la monarquía, especialmente el rey Juan Carlos I. Y desde el primer día realizó una labor de limpieza para alejar a todo aquello que oliera a corrupción y a comportamientos cuestionables.
Así es como Letizia alejó a la infanta Cristina tras el caso Nóos, o presionó para la abdicación de Juan Carlos I. La reina también tuvo que ver en su exilio, así como en el distanciamiento de la infanta Elena, de quien no soportaba su apoyo incondicional a su padre.
Felipe VI y Letizia alejan la corrupción de la monarquía
Una serie de acciones que contaron con el soporte del rey Felipe VI. El monarca, como Letizia, sabía bien que los escándalos de corrupción podrían generar problemas de cara al reinado de la princesa Leonor, la heredera, y aceptó participar en la estrategia de limpiar la imagen de la corona. Incluso renunció a la herencia de Juan Carlos que les tocaba a él y a sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
De un tiempo hacia aquí, sin embargo, los papeles han cambiado. A raíz de las revelaciones de Jaime del Burgo, acerca de presuntas infidelidades de Letizia a Felipe, la influencia de la reina Letizia ha caído en picado. Ahora es ella la que da mala imagen. Y desde Casa Real se está llevando a cabo una acción que busca recuperar la unión entre los borbones al margen de Letizia, cuyo rol se ha relegado a un segundo plano. Incluso el rey Juan Carlos I ha ido aumentando sus visitas a España, normalizando su presencia en el país.
Juan Carlos I, a lo suyo, le da igual la imagen de la corona
Lo que no se esperaba Felipe es que, en medio de esta fase de normalización, saldría a la luz que Juan Carlos I seguía haciendo de las suyas. Y lo peor: con sus hijas de aliadas. Según publicó El Confidencial, Juan Carlos ha creado una fundación en Abu Dabi junto a sus hijas, Elena y Cristina. El objetivo de este trámite pasa por que el emérito pueda centralizar su fortuna y que, aprovechando la legislación de los Emiratos Árabes, la puedan recibir sus hijas sin tener que declarar nada al fisco español. Es decir, sin pagar impuestos.
Un asunto que ha disparado la tensión entre Felipe y Juan Carlos. Al rey y a la casa real les ha sentado como una patada que todo este asunto haya salido a la luz. Ha habido reprimendas y discusiones, Felipe le ha reprendido por ello. Pocas veces se le ha visto tan airado y ofendido. Que después del trabajo que se ha hecho siga realizando acciones que ponen en duda la moralidad de la monarquía y en riesgo el reinado de Leonor ha molestado profundamente a Felipe, que empieza a sospechar que a Juan Carlos le importa poco la perpetuación de la monarquía.