Actualmente los Borbones están inmersos en esta indisimulada campaña de blanqueo del malestar fraternal, y han puesto en marcha la operación: Vamos a hacer ver que Felipe y Cristina vuelven a llevarse bien. La prueba fehaciente la tuvimos el pasado sábado, en la boda de una ahijada del rey, donde fueron el monarca y sus hermanas y madre. Lo más sorprendente fue ver llegar juntos a Felipe con la infanta Cristina, compartiendo coche y confidencias, con Letizia mirándoselo desde casa echando fuego por las muelas. Ahora parece que los dos hermanos vuelven a llevarse de maravilla, han limado asperezas, que diríamos, después de que el caso Nóos y el divorcio de la infanta con Iñaki Urdangarin dejaran las relaciones a la familia por el suelo.
El ex duque de Palma, apestado por la familia real, es el saco de los golpes y la diana a quien culpan de todo lo que pasó. El problema es que quien más tendría que odiarlo, su ex mujer, sigue sin hacerlo, y no solo por ser el padre de sus hijos. Y eso preocupa al resto, por ejemplo, a un Juan Carlos que no entiende que su ex yerno siga dándole apoyo en algunas ocasiones. El emérito no se corta y está haciendo públicas a su entorno unas palabras contundentes sobre en qué estado se encuentra Urdangarin. Según Vanitatis, la salida de prisión de Iñaki ha llevado un comportamiento, como mínimo preocupante. "Todo lo aquí explicado se lo ha contado la Infanta a unos pocos, incluido su padre, que ha escuchado horrorizado durante años el relato de su hija".
¿Y qué dice Juan Carlos? ¿Qué repite una y otra vez a quien le escucha?: "Se trastocó, está como trastornado, no es él". El monarca, "preocupado al ver que la Infanta sigue manteniendo buena relación con el padre de sus hijos". Eso y todo el tema del divorcio: "Al final me tocó pagar a mí", decía medio en coña medio en serio, consciente de que su hija era capaz de darle a Urdangarin todo lo que pidiera. "Juan Carlos no quería pagar él el pato de la infidelidad de Iñaki", dice el círculo íntimo de la familia. Otro de los puntos que preocupan del nuevo Iñaki es “La obsesión de Iñaki por lo religioso, la lectura compulsiva de libros de religión, su devoción intensa… Lo dicen Cristina y su padre, que se ha trastocado”.
Preocupación... y mofa. Porque también se cachondean de esta voluntad de Iñaki de pretender ser ahora una persona anónima y que lo dejen tranquilo: "lo comentan con chascarrillos, porque saben que es algo imposible de lograr: 'Hombre, un exmiembro de la Familia Real, el preso más famoso de España, exduque… ahora quiere que nadie le conozca, eso es una locura más, lo curioso es que Cristina le apoya hasta en eso'”. Los últimos años, Juan Carlos y su yerno han coincidido solo en un par de ocasiones, como la graduación de Irene Urdangarin ("Juan Carlos hizo vídeollamadas a algunos amigos desde la casa de su hija en Ginebra, donde estaban todos menos Iñaki Urdangarin, que se ausentó cabizbajo y fuera de lugar")... Veremos qué pasa si algún día vuelven a coincidir en el mismo espacio.