La salud del rey emérito Juan Carlos I se ha ido deteriorando con el tiempo, y eso ha sido evidente durante sus últimas visitas a España. La movilidad es ahora un desafío. Por lo que se ha visto, apenas puede dar unos pasos sin la ayuda de sus escoltas o su silla de ruedas. El calor implacable de Abu Dabi en verano tampoco le hace ningún favor. Vive con todas las comodidades, con aire acondicionado a todas horas, pero casi no pisa la calle.  

Con 85 años, es natural que Juan Carlos empiece a considerar el final de su vida. De hecho, ha compartido con su hijo, el rey Felipe VI, el deseo de no querer morir lejos de España. Y quiere la posibilidad de regresar a su país natal de forma permanente en caso de necesitar atención médica constante.  

Juan Carlos I no pierde de vista el día de su muerte 

Asimsimo, también ha dejado instrucciones claras para después de su fallecimiento. Quiere un funeral a la altura del que tuvo la reina Isabel II de Inglaterra, sin importar las controversias que hayan marcado su historia. Además, ha subrayado que no desea ser incinerado. Su hijo está al corriente de todo.

Juan Carlos en silla de ruedas y Sofía
Juan Carlos en silla de ruedas y Sofía

Para retrasar ese momento tanto como sea posible, Juan Carlos I se está tomando en serio su salud. Hace ejercicio a diario para mantener su movilidad, lo que le permite seguir participando en regatas con el Bribón. Además, está siguiendo al pie de la letra las recomendaciones médicas, incluyendo la decisión de dejar de beber alcohol, algo que solía hacer con frecuencia, especialmente cuando se juntaba con sus amigos después de las regatas. Que si una cervecita, que si una copita de vino, que si un chupito después de la comilona...

Juan Carlos I deja el alcohol  

Ahora ya no. Hoy en día Juan Carlos solo bebe agua en comidas, cenas o celebraciones. Vozpopuli ha publicado una imagen del emérito durante una cena con sus amigos el pasado fin de semana cuando estuvo en Sanxenxo, y en ella se puede comprobar que su refrigero para acompañar la cena no era otra cosa que agua.