La España monárquica y ultraconstitucional tienen una misión: salvar al soldado Juan Carlos al precio que sea. Para conseguirlo, repiten un mantra: El Borbón es inviolable, el Borbón es inviolable, el Borbón es inviolable... Una bula divina que le exime de todas sus fechorías porque, claro, lo hacía por el bien de los 'españolitos'. El problema es que ahora sabemos punto por punto su modus operandi y una gran verdad: siempre se ha movido por interés propio, alimentando su codicia. Tanto es así que, mira por dónde, no sólo tuvo que abdicar y convertirse en emérito; también es un fugado/exiliado en casa de sus benefactores de dictaduras árabes, para pasar de puntillas sobre su investigación por la Fiscalía del Supremo.
La inviolabilidad es, pues, el gran caballo de batalla de esta historia. Ya no es trata, sin embargo, de si los supuestos delitos de Juan Carlos son durante o posteriores a su renuncia de la Corona, que también. El caso es determinar si todo eso de lo que se le acusa lo hizo "por Ejpaña" o para él mismo. Todo apunta a la segunda opción, y algunas voces lo están denunciando. Pero si piensan que los que quieren aplicar el peso de ley son exclusivamente republicanos o indepes, se equivocan: otro emérito, en este caso juez del Supremo, José Antonio Martín Pallín, lo expresa con una pregunta brutal e implacable: "El rey tiene una vida amorosa, casi toda con personas maduras. Pero imaginemos que al rey le hubiera dado por la pederastia, por niños de 15 o 16 años, ¿alguien sería capaz de sostener sin sonrojarse que también goza de inviolabilidad por la pederastia?. Por si alguien se quiere hacer al despistado, hace hasta un dibujo: "el Convenio de Viena desde hace muchos años establece cuáles son los límites de los inmunidades de los jefes de Estado, solamente por las funciones propias de su cargo".
Puedes ver la intervención aquí:
Se puede decir más alto, pero no con más contundencia. Veremos cuándo tardan en laminar a un magistrado de solera como Martín Pallín.