Imprescindible el libro que han editado el Gremio de restauradores de Barcelona y Madrid con diferentes encuentros de caras conocidas que hacen de puente: desde de Artur Mas con Campo Vidal a Zapatero con Xavier Sardà. Como ya adelantó en primicia hace 2 meses En Blau, una de las conversaciones más interesantes era la de Pilar Eyre y Jaime Peñafiel. Algunos de los protagonistas se han encontrado en Barcelona para presentar Diálogos y Eyre ha celebrado a su manera que fuera 1 de abril: aniversario de la guerra de reinas en la Catedral de Palma. La cronista catalana ha echado más leña al fuego: "Ni Letizia es tan mala ni Sofía es tan buena, como ya revelaré".
Así lo ha recogido Marina Fernàndez, una de las co-autoras del libro y periodista de El Nacional. Pilar Eyre no podía privarse de revelar intimidades de Zarzuela, como otro novio que tuvo Letizia: un periodista mexicano del diario El Universal donde trabajó Letizia Ortiz antes de ser Letizia de España. Pero la anécdota más reveladora de cómo se las gastan en la Casa Real la explica Jaime Peñafiel, cuando acompañó a Juan Carlos en un viaje oficial al Reino Unido.
Quien esperaba a los reyes de España en el aeropuerto no era la reina de Inglaterra sino el príncipe de Gales, y Peñafiel lo criticó en un artículo. Cuando Juan Carlos se encontró con Peñafiel días después en el Palacio Real sufrió una doble agresión física y verbal del monarca:"Se me acercó por detrás y me sacudió el hombro algo parecido a un puñetazo y me increpó agriamente ¡Tú no tienes ni puta idea de nada y además te callas porque te lo digo yo que soy tu rey!"
El célebre "Por qué no te callas" pero en lugar de gritárselo a Hugo Chávez el monarca lo hizo con Jaime Peñafiel. Una concepción extraña de lo que es ser jefe de Estado y de la libertad de prensa y de pensamiento. Un desastre más en la lista de un rey democrático que ha tenido tics autoritarios demasiado a menudo. Peñafiel aquel día se sintió humillado por su rey, y al final le lanzó su frase más célebre: "Valgo más por lo que callo que por lo que cuento". El Campechano lo acabó con otro taco "¡Coño Jaime, no te enfades!"