El Gobierno, la oposición y la Justicia están de acuerdo en una cosa: no investigar a Juan Carlos I y sus turbios negocios desde la Zarzuela. La monarquía no se toca, es inviolable. Que haya amasado una fortuna casi pornográfica de forma más que sospechosa les importa muy poco. Maletas llenas de billetes, regalos de millonario, cuentas en paraísos fiscales... nada. A Borbón se le perdona todo. En el extranjero, sin embargo, la percepción es diferente. En Suiza le investigan, y en los medios no se callan.

Juan Carlos I GTRES

Es lo que provoca ir saltando de escándalo en escándalo. Por muy poderoso que seas, la mordaza no puede tapar todas las bocas que hablan de ti. Y cuando Juan Carlos cruza los Pirineos, es un aristócrata más con muy mala prensa. El último que le ha despellejado, el prestigioso Le Monde. Prensa seria, le llaman. El artículo de Sandrine Morel es demoledor, sobre todo para cualquier ser humano decente. Aparte de describirle como "viejo rey devorado por la pasión de las mujeres y el dinero", repasa todas sus fechorías: económicas ("maletas, fundaciones opacas en Panamá"), maniobras de cloaca con Villarejo, cacerías, amantes, presuntas coacciones, grabaciones, etcétera. Y es rotundo: "amenaza el futuro de la Corona".

Juan Carlos Corinna GTRES

Juan Carlos Felipe GTRES

Le Monde explica a los lectores franceses lo que en España cuesta explicar: que los "súbditos" están hasta las narices de la monarquía, aunque las encuestas oficiales dejen fuera a los habitantes de Zarzuela por miedo a lo que dirán los datos. Si no quieren referéndum, quizás es un juez suizo (y neutral) el que acabe con este vestigio medieval.