Pilar Eyre ha hecho el libro de su vida. Yo, el rey escribe el título en portada: "rey" en minúscula, sin servilismo a quien fue 40 años jefe del Estado. La periodista y escritora catalana va más allá del reinado y profundiza en los 82 años de vida. Y por fin explica con pelos y señales el hecho histórico que ha marcado más a Juan Carlos: cómo mató su hermano Alfonso disparándole un tiro en la cabeza. Eyre lo cuenta como se lo han contado a ella todas sus fuentes: fue un accidente. No se acostumbra a dar un dato esencial. Juan Carlos no era un niño. Era ya adulto. Cuándo disparó tenía 18 años y su hermano pequeño 14.
Pilar Eyre regala a sus lectores un capítulo que pone los pelos de punta: "Suben corriendo al cuarto de juegos: "Yo primero que la pistola es mía", "Pero las balas son mías", "Pero la pistola es más importante". En la pared hay una vieja diana de papel. Juanito se instala de espaldas a la mesa de billar. "Yo, yo, yo" con las piernas abiertas apuntando cierra un ojo. El hermano loco, el que no camina sino salta, el que nunca está quieto, da un gran salto al frente a la cara de Juanito riéndose a carcajadas, pero el dedo de Juanito ya ha apretado el gatillo, sale la bala inexorable. Congelado por el miedo, Juanito ve cómo a su hermano se le vidrian los ojos y cae hacia atrás".
La casa estaba llena. La hermana mayor de los chicos, Pilar, dice en voz alta "Ha sido un disparo". Juan Carlos acaba de matar a su hermano pequeño. Quien estaba llamado a ser segundo en la línea de sucesión. "El alarido escalofriante, roto, el chillido de la tiza en la pizarra de Juanito bajando la escalera "Mami, mami". Ha sido un tiro limpio, una bala que ha entrado por la nariz y se ha alojado en el cerebro, en el suelo hay un pequeño charco de sangre. No tiene la cara deformada. Loco de dolor, el padre coge el cuerpecillo de su hijo, atrapa por el cogote a Juanito que tiembla pálido, tan aturdido que ni llora y le obliga a arrodillarse delante del cuerpo de su hermano "Y ahora jura que no lo has hecho a propósito".
Pilar Eyre está espléndida narrando los hechos, como si la escritora hubiera estado allí, en aquella sala de juegos. Nunca nadie se repuso de aquello. La madre de Juan Carlos cayó en el alcoholismo y el joven príncipe de España, mayor de edad según los actuales estándares, confesó "Nunca me voy a recuperar de esto". Eyre remata "Por qué lo hizo. No se sabe pero eso dio pie a oscuras teorías puestas en circulación sobretodo por su tío Jaime que aprovechó esa desgravcia familiar para alimentar la sombra de la sospecha sobre la capacidad mental de su sobrino Juan Carlos". Y sólo es un fragmento del capítulo 8. El libro es maravilloso.