Desde que Juan Carlos I se exilió en Abu Dabi en agosto de 2020, su vida ha cambiado drásticamente. Aunque su exilio fue percibido inicialmente como un castigo impuesto por Felipe VI y la Casa Real tras la acumulación de escándalos, el tiempo ha demostrado que ha sido un movimiento bastante beneficioso para el rey emérito, especialmente desde un punto de vista económico. En los Emiratos Árabes Unidos, Juan Carlos ha encontrado un refugio que le permite manejar su fortuna lejos del escrutinio del fisco español y continuar con sus negocios de manera discreta.
El rey emérito ha sabido mantenerse alejado de los focos mediáticos tras la polémica de su primera visita a España en 2022, siguiendo la exigencia de la Casa Real de actuar con discreción. Su presencia en territorio español, aunque ocasional, ha sido mucho más silenciosa, permitiéndole pasar temporadas en el país sin la presión de tener que dar cuentas a las autoridades fiscales. Esta situación ha sido clave para que Juan Carlos pueda continuar gestionando su vasta fortuna sin interrupciones.
Juan Carlos I canaliza toda su fortuna hacia la fundación de Abu Dabi
Según fuentes confiables como el New York Tmes, el patrimonio de Juan Carlos I se estima en alrededor de 1.800 millones de euros, de los cuales, 800 millones se encontrarían ocultos en Suiza. Una cantidad de dinero que ahora canalizará hacia Abu Dabi. Concretamente, a la fundación que, tal y como publicó El Confidencial, ha creado junto a sus hijas, las infantas Elena y Cristina. Un movimiento que ha sido visto como una maniobra estratégica para centralizar toda su riqueza y asegurar que la herencia sea transferida de manera eficiente y sin problemas fiscales.
La creación de esta fundación en los Emiratos Árabes responde a las ventajas que ofrece la legislación de ese país en términos de fiscalidad y secreto bancario. Al trasladar los 800 millones de euros a Abu Dabi y juntarlos con el resto de su fortuna, Juan Carlos puede garantizar que ni el fisco español ni las autoridades europeas tengan acceso a su patrimonio. Por ende, esta fundación permite que sus hijas puedan controlar y gestionar la herencia sin la necesidad de que sus nombres aparezcan en registros públicos. Esto asegura que el proceso de transferencia patrimonial se realice de manera discreta y libre de impuestos, algo que sería imposible en España debido a las estrictas normativas fiscales.
Las infantas Elena y Cristina tendrán acceso a la totalidad del patrimonio del rey emérito Juan Carlos I
El papel de las infantas Elena y Cristina como administradoras de la fundación también les da un control directo sobre los fondos. Esta estructura asegura que puedan recibir la herencia sin problemas legales, una cuestión especialmente relevante en el caso de Elena, quien reside en España y podría haber enfrentado complicaciones fiscales de no ser por esta maniobra.
Esta fundación se convierte, por tanto, en un refugio perfecto para ocultar y proteger la fortuna del rey emérito, garantizando que su herencia pase a sus hijas sin la intervención de las autoridades fiscales españolas. Mientras Felipe VI ha renunciado a cualquier parte de la fortuna de su padre, las infantas parecen estar listas para beneficiarse de este entramado, blindando su futuro económico sin tener que hacer frente a los impuestos que deberían pagar en otras circunstancias.