La situación de Juan Carlos I preocupa profundamente a sus hijos. Hace unas semanas, Felipe VI, la infanta Cristina y la infanta Elena llevaron a cabo una reunión privada y discreta en el Palacio de la Zarzuela para abordar esta delicada cuestión. Desde que el actual rey tomó la difícil decisión de que su padre se exiliara en agosto de 2020, tras diversas polémicas y el escándalo judicial relacionado con Corinna Larsen, el distanciamiento ha sido un tema complicado para la familia. La medida buscaba apartar al emérito del foco mediático para proteger la imagen de la Corona. Este hecho supuso un golpe devastador para Juan Carlos I, quien vivió una de las mayores humillaciones de su vida. Durante su reinado, fue aclamado por muchos, pero las controversias posteriores han dejado su reputación gravemente dañada. La estrategia, sin embargo, ha dado frutos, y la nueva Casa Real ha logrado que la figura de la princesa Leonor gane la confianza de la ciudadanía, desvinculándola en gran medida de los problemas asociados al apellido Borbón.

Juan Carlos El Escorial
Juan Carlos El Escorial

A pesar de los esfuerzos por mantener la estabilidad institucional, el tiempo sigue avanzando, y Juan Carlos I acaba de cumplir 87 años. Su avanzada edad comienza a manifestarse en problemas físicos y cognitivos. Aunque no ha experimentado problemas de salud graves recientemente, más allá de las operaciones de cadera que marcaron los últimos años de su reinado, su estado general ha empeorado. Desde la famosa caída en Botsuana, que desencadenó una serie de eventos que culminaron con su abdicación, no ha recuperado completamente su vigor. Actualmente, el antiguo monarca se somete a tratamientos de medicina regenerativa, incluidos procedimientos con células madre y plaquetas, para aliviar el dolor y mejorar su movilidad. Sin embargo, los médicos le han dado un diagnóstico desalentador en su última revisión: los tratamientos ya no surten efecto y deberá afrontar la realidad de depender de una silla de ruedas en el futuro próximo.

Juan Carlos sufriría depresión por el último diagnóstico médico

Esta perspectiva resulta devastadora para Juan Carlos I, quien rechaza vehementemente la idea de ser visto en una silla de ruedas, temiendo que esto proyecte la imagen de un rey derrotado. Este temor lo lleva a encerrarse en su habitación, lo que aumenta la preocupación de sus hijos por su estado emocional y la posibilidad de que caiga en una depresión. Además, sus recientes visitas a España han dejado entrever señales de despistes y olvidos que han alarmado a Felipe, Cristina y Elena. Por ello, han insistido en que sea evaluado por un equipo de neurólogos, quienes han descartado un diagnóstico de Alzheimer, aunque confirman que sufre demencia senil, propia de su edad avanzada.

Ante este panorama, las infantas Cristina y Elena presionan a Felipe VI para que permita el regreso de su padre a España. Consideran que sería una deshonra que Juan Carlos I fallezca lejos de su tierra, lo que podría derivar en una repatriación de su cuerpo, algo que dañaría la imagen de la monarquía y del actual rey a nivel internacional.

Juan Carlos españa
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