Desde su exilio en Abu Dabi en agosto de 2020, el rey emérito Juan Carlos I ha mantenido un perfil discreto, lejos del escrutinio público que lo persiguió en sus últimos años en España. Aunque en un principio evitó regresar, poco a poco ha retomado sus visitas al país, apareciendo en eventos familiares y, sobre todo, en competiciones náuticas, su gran pasión. Sanxenxo se ha convertido en su refugio favorito cuando pisa territorio español, pero hay alguien que nunca lo acompaña en estas visitas: la mujer con la que comparte su vida fuera de España.
Aunque oficialmente reside en Abu Dabi, la realidad es que el rey emérito pasa una parte considerable de su tiempo entre España y Ginebra. En España suele pasar sus días en un palacete a 4 km de Zarzuela o en Sanxenxo, donde suele participar en regatas y tener encuentros con amigos íntimos como Pedro Campos.
Juan Carlos I vuelve a estar en Sanxenxo
En Ginebra, donde vive la infanta Cristina, se hospeda en el hotel Four Roses. Sin embargo, su presencia en la ciudad suiza no responde únicamente a razones familiares. Hay un motivo más personal que lo lleva a viajar con frecuencia a Suiza, y ese motivo es Marta Gayá, la mujer con la que mantiene una relación desde hace años y con la que comparte largas temporadas.
La mallorquina Marta Gayá ha sido una figura clave en la vida de Juan Carlos I. Su relación se remonta a décadas atrás, y aunque nunca ha sido oficializada, múltiples fuentes confirman que su vínculo sigue intacto. A pesar de los escándalos que han rodeado la vida del rey emérito, Gayá ha sido una presencia constante en su círculo más cercano.
Vida de pareja fuera de España
Marta Gayá también estuvo en la celebración del 87 cumpleaños de Juan Carlos I, celebrada el pasado mes de enero en Abu Dabi. Allí coincidió con las hijas del emérito, las infantas Elena y Cristina, y también con algunos de sus nietos. Parece que la familia tiene muy normalizado que el abuelo está con otra mujer, mientras la reina Sofía se encuentra en España cuidando de su hermana Irene de Grecia, cuyo estado de salud es muy delicado.
No obstante, no se atreve a llevarla a Sanxenxo. Cualquier imagen que pudiera filtrarse de la decoradora supondría un revuelo enorme y otra marca en la larga lista de escándalos que arrastra el exmonarca. En definitiva, sería otro duro golpe para la ya deteriorada imagen de la monarquía española.