Solo había que ver cómo estaba Juan Carlos en la boda del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con Teresa Urquijo, para saber que echa de menos venir a España y, cuanto antes, y como pasó en la llegada a la iglesia, le vuelvan a dedicar cánticos de ¡Viva el Rey!. Los palmeros, excitados en la entrada. Y él todavía más diciéndole al novio que viniera a hacerse una foto, y reuniendo al resto de Borbones que fueron, como si volviera a dirigir el cotarro y sintiéndose importante nuevamente.
Después, durante la fiesta, sentado cerca de su mujer Sofía, pero casi sin ni mirarse, separados por la sobrina del emérito, Simoneta Gómez Acebo, donde se le veía sonriente.
A pesar de la efervescencia de la fiesta, no nos tenemos que dejar engañar, según lo que dice Monarquía Confidencial. Y es que explican que Juan Carlos está mucho preocupado, que casi solo piensa en una cosa, un monotema que le ocupa las horas y los pensamientos durante todo el día. Quizás le está viendo las orejas al lobo, quizás tener ya 86 años hace que mire al futuro con más respeto. Si a eso le añadimos que su hijo Felipe le dio la patada hacia Abu Dhabi para que no molestara, tenemos al Borbón que solo piensa en la muerte. En su muerte. Dónde y cuándo será. Y sobre todo, qué pasará una vez pase al otro barrio.
"Una de las cuestiones que le inquietan en estos momentos son las incógnitas sobre qué ocurrirá cuando fallezca, más aún si eso sucede encontrándose todavía fuera de España". Juancar tiene pánico a traspasar lejos de España. Recuerdan cómo siendo rey nunca quiso hablar demasiado sobre el final de sus días ni sobre dónde lo enterrarían, pero ahora no habla de otra cosa. En el Panteón de los Reyes de El Escorial solo quedaban dos urnas disponibles de las 26 que hay, y él decidió que fueran para sus padres, Juan de Borbón y María de las Mercedes. En Patrimonio tienen un proyecto arquitectónico todavía no aprobado para construir una nueva cámara real, también subterránea, conectada con el Panteón de Reyes. Y según el entorno más próximo al rey, "cuentan que ahora el asunto de su enterramiento sí ha comenzado a interesar a don Juan Carlos. Más aún, empieza a mostrarse ‘obsesionado’ por cómo se organizarán las cosas cuando fallezca. Y eso ha llegado a influirle anímicamente, hasta el punto de mostrarse en ocasiones decaído ante esas incógnitas".
Explica su entorno que esta obsesión sobre su entierro, del cual hasta ahora no había hablado, surgió con mucha fuerza en el Reino Unido, concretamente, cuando asistió a los funerales por la reina Isabel II, celebrados en Westminster, y en la cabeza se le activó un clic de alarma. Juan Carlos, preocupado y deprimido por el tema. Preocupado por dónde lo enterrarán y si cuando muera tendrá los honores militares que él reclama, "rendidos por unidad con bandera, banda y música, consistentes en la interpretación del himno nacional completo, arma presentada y una descarga de fusilería. Cabe incluso la posibilidad de la constitución de piquetes de honor, que acompañen a los restos mortales, y de que las fuerzas cubran la carrera por la que discurra la comitiva".
¿Lo permitirá Felipe? ¿Qué dirá de todo su querida nuera Letizia? Quién sabe, quizás estamos más pronto que tarde de saberlo.