Aunque el rey Juan Carlos I ha sido apartado de la vida pública y de la institución monárquica, su influencia dentro de la familia real sigue siendo significativa, especialmente en el ámbito financiero. Desde su residencia en Abu Dabi, donde se exilió en agosto de 2020, el ex monarca continúa realizando transferencias de grandes sumas de dinero para cubrir los gastos de sus seres queridos, excepto los de su nuera, la reina Letizia, y sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Esta decisión no es casual, ya que los actuales reyes siempre han preferido asumir personalmente los costos de la educación y manutención de sus hijas a través de sus propios ingresos, distanciándose de la ayuda financiera del rey emérito.
A pesar de esta separación con parte de su familia, Juan Carlos mantiene un vínculo cercano y protector con los otros ocho miembros más cercanos, sus seis nietos, hijos de la infanta Elena y la infanta Cristina, y las mencionadas. Para ellos, el rey emérito sigue siendo una figura central que asume responsabilidades económicas y garantiza su bienestar. A lo largo de los años, ha financiado su educación, viajes y múltiples gastos, incluidos los relacionados con los divorcios y las situaciones complicadas de sus hijas. En particular, fuentes aseguran que Juan Carlos ha sido quien se ha encargado de los pagos periódicos que recibe Iñaki Urdangarin tras su separación de la infanta Cristina, un tema delicado que ha afectado a toda la familia.
Juan Carlos I pasa dinero a sus hijas y sus nietos para financiar sus caprichos
Uno de los aspectos más comentados es el control financiero que Juan Carlos ejerce sobre sus nietos. Según diversos informes, él se encarga de casi todos los aspectos de sus vidas, desde la educación hasta la compra de vehículos y el financiamiento de viajes. Los nietos del rey por parte de los Urdangarin y los Marichalar, han crecido bajo la sombra de este apoyo económico constante, lo que ha generado tanto ventajas como presiones en su vida cotidiana. A pesar de tener acceso a privilegios que pocos disfrutan, también sienten el peso de pertenecer a la familia real, algo que, como señala la periodista Silvia Taulés en su libro 'Los sobrinos del Rey', les impide llevar una vida completamente normal.
Este apoyo financiero se extiende a aspectos tan cotidianos como los carnets de conducir y los vehículos. Juan Carlos se ha asegurado de que todos sus nietos obtengan su carnet de conducir sin problemas, y una vez conseguido, les regala un coche a su medida. Además, el rey emérito se ha encargado de financiar la educación de sus nietos en prestigiosas instituciones desde su nacimiento, lo que implica un gasto significativo, pues ninguno de ellos ha optado por estudiar en colegios comunes.
Los Urdangarin y los Marichalar, a cuerpo de rey gracias al dinero de Juan Carlos I
El ex monarca, conocido por su generosidad y deseo de proteger a su familia, también ha estado involucrado en la gestión de tarjetas de crédito para sus nietos, las cuales son utilizadas para cubrir una amplia gama de gastos, desde regalos hasta estadías en hoteles de lujo. Esta situación fue especialmente comentada en 2020, cuando se reveló que dichas tarjetas estaban siendo investigadas en el contexto de acusaciones de blanqueo de capitales. Un ejemplo de esto fue el uso de fondos para la compra de dos caballos destinados a Victoria Federica, transacción gestionada por Nicolás Murga, un hombre de confianza de Juan Carlos.
A pesar de la controversia que ha rodeado la figura del rey emérito en los últimos años, su compromiso financiero con su familia sigue siendo firme. Los ocho miembros que reciben su apoyo económico —hijas y nietos por parte de estas— continúan beneficiándose de estas transferencias periódicas desde Abu Dabi. Esto refuerza la idea de que, aunque apartado de la vida institucional, Juan Carlos sigue siendo una pieza clave en el entramado familiar, tanto afectiva como económicamente.