Con permiso de las fotos de la princesa Leonor en bikini, la otra gran noticia de la semana relacionada con la casa real es la reciente demanda judicial que el rey emérito Juan Carlos I ha interpuesto contra el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla. La causa de la querella radica en unas "expresiones injuriosas" que Revilla habría hecho en su contra en diversos medios de comunicación durante los últimos tres años, lo que llevó al monarca a contratar a la abogada Guadalupe Sánchez para exigir una indemnización de 50.000 euros.
La demanda ha puesto en el centro de la polémica a la Casa Real, ya que es la primera vez en la historia de las monarquías europeas que un rey decide emprender acciones legales contra un ciudadano. En este caso, la razón de la querella parece estar en la palabra "delincuente", utilizada por Revilla en su momento, lo que causó un gran dolor a Juan Carlos. Según varias fuentes, fue esta ofensa la que provocó que el rey emérito decidiera llevar este asunto a los tribunales, buscando no solo la compensación económica, sino también restablecer su honor.
Apuntan a la infanta Elena por estar detrás de la denuncia de Juan Carlos I
Algunas versiones sugieren que detrás de la decisión de Juan Carlos I podría estar también la influencia de su hija Elena, quien, según varios rumores, fue quien convenció al rey emérito de tomar medidas legales contra Revilla. Elena, muy molesta por los comentarios del expresidente, parece haber sido la principal impulsora de esta demanda, jugando un papel fundamental en la decisión de su padre de luchar por su honor a través de los tribunales.
Al margen de si Elena es la instigadora de este episodio, esta demanda ha generado una nueva discusión entre Juan Carlos I y su hijo, Felipe VI. El rey ha intentado detener la demanda. Con todas las querellas y problemas fiscales en los que Juan Carlos ha involucrado a la casa real en el pasado, que él haya denunciado no hace más colocar a la instrucción en el foco mediático otra vez.
Felipe VI intenta frenar a Juan Carlos I
El lunes por la mañana, el día antes de interponer la denuncia, Felipe VI intentó intervenir para evitar que su padre siguiera adelante con la querella. Durante una llamada telefónica que duró aproximadamente 20 minutos, el rey Felipe expresó su preocupación por las consecuencias de esta decisión. Sin embargo, la conversación fue tensa, y Juan Carlos no solo rechazó las sugerencias de su hijo, sino que la discusión terminó de manera abrupta, con gritos y una clara tensión entre ambos.