Si la monarquía es imagen, en España todos los reyes pasan por el cirujano plástico. Letizia no esconde sus operaciones de estética pero la experta cronista real Pilar Eyre sospecha que otro rey se ha hecho chapa y pintura: el emérito a los 81 años. La periodista de Lecturas no entiende su reaparición en Sanxenxo tras un triple by pass. Juan Carlos está más joven que Felipe y Eyre tiene las claves "El rey se ha quitado veinte años de cima (...) cutis terso, mejillas sonrosadas, sin ojeras ni manchas en la cara, como si se hubiera hecho un tratamiento láser".
A Juan Carlos ya no le viene de una operación más, parece Robocop. Pero el entorno de la Casa Real desmiente que se haya hecho nada quirúrgico en la cara, no por falta de ganas sino por consejo médico: otra operación sería mortal. La respuesta del nuevo Juan Carlos: "Se pone cremas, que le elaboran especialmente en la clínica dermatológica donde suele tratarse, (...) preventivas del cáncer de piel (...) y estéticas. Ha dejado la medicación con la que retenía muchos líquidos". Más cremas, menos medicamentos y deporte. No sólo regatas.
El rey no puede ni salir de un bar sin el bastón y cogido del brazo del escolta, pero cuentan otra versión: "Ha corrido en la cinta del gimnasio de la piscina cubierta, ha hecho pesas y ejercicios respiratorios, se alimenta bien y ha estado un mes sin probar el alcohol". Custa creer: abstemio y haciendo cinta. Eyre sospecha que lo que hay detrás no es salud sino otra mujer: "No sé yo si a la reina le va a gustar que su otrora casquivano marido se ponga tan en forma".
Cuesta imaginarse a Juan Carlos corriendo con la pierna derecha torcida de manera horrorosa y ostensible, deformada por las operaciones y el paso del tiempo. A los 81 años quiere aparentar 61 con cremas pero en muchos momentos parecen 91. Esta imagen se ve poco, pero hace sufrir. El rey cojo.