La relación entre el rey Felipe VI y la reina Letizia se ha mantenido a lo largo de dos décadas, desafiando las convenciones y las críticas iniciales. Comenzaron su romance en un encuentro casual durante una cena organizada por el periodista Pedro Erquicia en su ático de Madrid. La noticia de su amor salió a la luz en los jardines de Zarzuela, frente a los padres del entonces príncipe, Juan Carlos y Sofía. Sin embargo, este amor no fue inicialmente bien recibido por la realeza, dado que Letizia era una plebeya, divorciada de su profesor de instituto, con padres separados y una confesa agnóstica y republicana. A pesar de las tensiones y amenazas de renuncia al trono por parte de Felipe, el amor entre ellos prevaleció.
A lo largo de sus dos décadas de matrimonio, Felipe y Letizia han enfrentado diversos desafíos. Muchos de estos obstáculos están relacionados con los Borbones. Juan Carlos I, el rey emérito, ha estado al tanto de estos problemas desde los tiempos en que compartían la Zarzuela. Además, recibe revelaciones desde Abu Dabi a través de confidentes cercanos. Entre los problemas que afectaron la estabilidad de la pareja se encuentra el caso Nóos. En este escándalo, la reina Letizia ejerció su influencia para distanciar a Iñaki Urdangarin de la familia real. Asimismo, su papel fue relevante en la abdicación de Juan Carlos I en 2014.
Momentos críticos: un divorcio en la balanza
El punto más crítico en su relación se alcanzó en 2013. Durante ese año, el matrimonio estuvo al borde del colapso cuando Letizia le pidió el divorcio a Felipe VI. Sin embargo, a pesar de que Felipe no concedió el divorcio, los consejeros de Zarzuela aconsejaron a Letizia que reconsiderara su decisión. La razón detrás de esta recomendación fue que, en caso de seguir adelante con el divorcio, había riesgo de que Letizia perdiera la custodia de sus dos hijas. Según los acuerdos matrimoniales, las niñas se quedarían a vivir en el palacio, mientras que Letizia tendría que abandonar la residencia. Este escenario llevó a Letizia a dar una segunda oportunidad a la relación. No obstante, el rey emérito está convencido de que entre su hijo y su nuera ya no hay amor, solo un compromiso con la Corona por lo que no se prevé un divorcio. En otras palabras, los actuales monarcas parecen estar repitiendo la misma historia que él vivió con la reina Sofía.
Amor en el escenario: ¿realidad o actuación?
Aunque actualmente se les ve en público como una pareja unida y cariñosa, el periodista especializado en Casa Real, Jaime Peñafiel, plantea dudas sobre la autenticidad de su relación. Peñafiel sugiere que las demostraciones públicas de afecto de Letizia hacia Felipe podrían ser actuaciones cuidadosamente planeadas. Peñafiel sostiene que muchas veces, las imágenes de Letizia mirando con admiración a Felipe son parte de un acto. Añade que la reina puede cambiar su actitud rápidamente si algo o alguien le desagrada, y que su sonrisa en público podría ocultar mucho más de lo que revela. El cronista describe a Letizia como una persona inteligente y cerebral, capaz de mostrar sus sentimientos en público sin tener en cuenta la tradicional discreción de las casas reales, aunque esto no garantice un amor profundo y apasionado.