La historia de Felipe VI y Letizia ha sido todo un culebrón desde el principio. Veinte años de altibajos, y no precisamente los típicos de cualquier pareja. La relación comenzó de forma discreta, con un encuentro en el ático de Pedro Erquicia en Madrid. Pero los padres de Felipe, Juan Carlos y Sofía, no estaban para nada contentos con la elección de su hijo. Letizia era considerada una plebeya, divorciada, con padres separados y una confesa agnóstica y republicana. Como con Eva Sannum o Isabel Sartorius, entre otras, también tenían una excusa con Letizia. 

Pero Felipe no iba a admitir que se repitiera lo ocurrido en relaciones anteriores. Amenazó con renunciar al trono si no dejaban de poner pegas. Aquello llevó a sus padres a callarse y aceptar la relación, aunque no sin hacer caras largas. 

Dos décadas llenas de altibajos 

A lo largo de estas dos décadas, el matrimonio real ha enfrentado obstáculos, muchos de ellos relacionados con la familia del monarca. El caso Nóos no ayudó en nada y afectó la estabilidad del matrimonio. Letizia influyó para alejar a Iñaki Urdangarin de la familia real.  

Letizia, Felipe y Juan Carlos GTRES
Letizia, Felipe y Juan Carlos GTRES

En 2013, cuando empezó el acoso y derribo de Letizia contra el rey Juan Carlos, otro bache. Entonces la relación estuvo al borde del abismo y Letizia solicitó el divorcio. Sin embargo, Felipe no estuvo dispuesto a concederlo, y los asesores de Zarzuela recomendaron a Letizia que no siguiera adelante. Si lo hacía, se arriesgaba a perder la custodia de sus hijas, lo que la llevó a darle una segunda oportunidad al matrimonio. 

Juan Carlos no duda de que el amor entre Felipe y Letizia está muerto 

Sin embargo, Juan Carlos I no está convencido de que el amor entre su hijo y su nuera siga vivo. El antiguo rey está al tanto de los problemas, tanto por su tiempo compartido en la Zarzuela como por las informaciones que recibe desde Abu Dabi a través de confidentes cercanos. También pudo presenciar la falta de amor en el 18 cumpleaños de la princesa Leonor el 31 de octubre. Y, aunque no se prevea un divorcio, no tiene duda de que lo que queda entre Felipe y Letizia es un compromiso con la Corona. Y que el amor caducó hace tiempo.

Esta no es una opinión aislada, ya que el periodista especializado en la casa real, Jaime Peñafiel, también considera que la relación entre Felipe y Letizia es un montaje. Peñafiel piensa que las imágenes de Letizia mirando a Felipe con admiración son pura actuación. Según él, en toda pareja siempre hay alguien que ama más que el otro, y en este caso, Letizia ha sido quien ha sabido mostrar más públicamente sus sentimientos.  

Peñafiel señala que Letizia puede cambiar su actitud en un instante si algo o alguien no le agrada y que su sonrisa puede ocultar mucho. Para él, la sonrisa expansiva y espontánea de Letizia es tan cálida como fría puede ser su desaparición repentina cuando menos se espera. El periodista concluye que los problemas personales de Letizia afectan su relación con Felipe, sus hijas y su círculo cercano, lo que hace que su mirada amorosa y apasionada sea solo una máscara. En sus propias palabras, "la amorosa, apasionada, vehemente, ardorosa, impulsiva y enamorada mirada, pienso es... ¡puro teatro!"