Felipe VI y Letizia se han cansado de Froilán. El pasado 25 de diciembre, el joven participó en una pelea con arma blanca a las puertas de una discoteca. Antes de que se personase la policía, alertada por los vecinos de la zona, el hermano de Victoria Federico huyó camino del hospital para acompañar a un amigo que resultó herido en la disputa. En el centro médico se le identificó y se dio parte a Casa Real. El actual rey tuvo una seria conversación con la infanta Elena y le dio un ultimátum.
La infanta Elena decidió con ayuda de su hermano exiliar a Froilán durante una temporada. El destino elegido ha sido Abu Dabi, donde vivirá con Juan Carlos I. Hace unas semanas corrió el rumor que su abuelo no le quería allí. Justo cuando se le vio aparecer de nuevo en Madrid y una vez más envuelto en polémica. El hijo de Jaime de Marichalar ha cogido un vuelo y no lo ha hecho solo. En el vuelo le acompañó Nicolás Murga, el que fuera ayudante de campo de su abuelo.
Nicolás Murga se reencuentra con Juan Carlos I en Abu Dabi
El militar del Ejército del Aire saltó a los medios de comunicación en 2019, cuando se supo que la Fiscalía española investigaba su papel como presunto testaferro del monarca, con una cuenta a su nombre en España donde el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause ingresaba grandes cantidades de dinero en una cuenta que disfrutaba Juan Carlos I y otros miembros de la familia, como Froilán.
Las cámaras captaron a Nicolás Murga en el aeropuerto de Madrid en compañía de Froilán. Según la revista Vanity Fair, el militar había sido como un segundo padre para Froilán. Con él guarda una estrecha relación, por este motivo ha sido el elegido para acompañarle en este viaje.
El ayudante del campo del rey emérito y Coronel del Ejército del Aire nunca tuvo responsabilidad penal alguna por poner los fondos a su nombre. En parte porque Juan Carlos I regularizó su situación fiscal, donde reconoció ser titular del dinero y porque la Fiscalía consideró que ninguna de esas donaciones, contabilizadas por separado, alcanzaban los 120.000 euros. Como no se superaba el margen estipulado considerado para que dicha ocultación fuese delito no hubo necesidad de sentar a Nicolás Murga en el banquillo de los acusados.