De un tiempo a esta parte sabemos pocas novedades sobre la figura de Juan Carlos I en Abu Dabi. Desde su presencia en el funeral por Isabel II, junto a Felipe VI, Letizia y su mujer Sofía, todo son migajas. Teóricamente Zarzuela tendría que estar contenta con esta situación: mejor callado y quieto en su mansión de la isla de Nurai que otra cosa. Pero la corona no se fía ni un pelo del personaje, y por eso el silencio los aterriza más que el guirigay. Algo está maquinando y a buen seguro que no será beneficioso para sus intereses. Es la calma chicha antes de la tormenta, del huracán, del desastre. Felipe lo sabe, su equipo de asesores lo saben. "Prepara algo gordo". Y ya han empezado la ofensiva preventiva contra el emérito, poniéndolo verde ante los periodistas en los corrillos y los off the record.
Los mensajes que envía La Zarzuela sobre Juan Carlos son dinamita. Primero porque confirman el cartel de lo que es exactamente, pero nunca reconocerán de forma oficial: que es un huido y que si no vuelve es porque no le conviene. El diario 'El Español' cita directamente una fuente próxima a Felipe VI diciendo que "vamos, pobrecito, ya me gustaría vivir a mí allí como él vive". Y que si no vuelve es, como siempre, por avaro, codicioso, pesetero. Basta de mentiras. "Está residiendo allí porque le da la gana. Está viviendo en Abu Dabi, solo y todo lo que tú quieras, porque si pasa en España más de seis meses tiene que empezar a declarar, y eso es algo que no quiere". Y están "prácticamente seguros de que los 60 millones de dólares que le regaló a Corinna son calderilla para lo que pueda salir". Al ataque.
Que la institución no quiere saber nada del emérito es bien sabido. Pero ya no confían en la supuesta obediencia y respeto a la corona que el emérito se comprometió a mantener en la tensa reunión familiar de 11 horas que ponía punto y final a la primera visita oficial de Juan Carlos a España, aquel fin de semana de regatas, baños de masas y exhibicionismo en Sanxenxo. Una ocasión en la que sufrieron un nuevo engaño del veterano Borbón de 84 años: para viajar desde de Abu Dabi "le dijo a su hijo que lo iba en hacer en vuelo regular hasta Oporto, y se enteraron de que llegaba a Vigo y en un avión privado cuando aterrizó. El enfado de Felipe VI fue espectacular". Fue uno de los motivos de la bronca que se vivió en palacio aquel lunes, justo antes de que el hombre despegará de vuelta a casa con el jet cargado de marisco para sus amigos y benefactores árabes. Otra mentira.
¿Cuál es el temor del monarca en ejercicio, qué le roba el sueño? Que eso "gordo" que está a punto de pasar ponga el reinado en el aire y hunda el trabajo hecho para intentar librarse de su legado. Hacen elucubraciones del tipo "una entrevista con algún amigo suyo periodista que podría ser perfectamente Carlos Herrera, o hasta que esté grabando una serie documental". Aunque esta bomba no parece tan grande teniendo en cuenta quien está detrás del Borbón en su jaula de oro de los Emiratos: un traficante de armas en busca y captura internacional emitida por la justicia española. Es su mejor amigo, su compañía habitual, su asesor. Abdul Rahman El Assir, un colega de los 80 que ahora ha vuelto con fuerza a su lado porque también se esconde de la justicia en Abu Dabi. "Si es que allí está asesorado miedo un traficante de armas, ¿qué te puedes esperar? Puedes imaginarte lo tranquilos que están en Casa Real". De hecho, es uno de los invitados a la boda de la hija de El Assir con un bisnieto del dictador Franco que se celebrará en Emiratos. Todo queda en casa.
Cojan palomitas porque está a punto de empezar el show. Y esta secuela promete.