Este martes 31 de octubre los Borbones volverán a reunirse y hacer el paripé de aquí no ha pasado nada. ¿Quieren saber qué es el cinismo y la hipocresía? Solo hace falta que miren las imágenes de la familia feliz este martes en El Pardo, cuando la familia se reunirá en torno a la gran protagonista del día, una princesa Leonor que sopla 18 velas y que horas antes habrá jurado la Constitución. La hija de Felipe y Letizia llega a la mayoría de edad y estará acompañada por la gran mayoría de su familia, excepto su prima Victoria Federica, que pasa olímpicamente del tema y según dice ella, ya tenía comprados unos billetes para ir a ver un torero amigo suyo a Perú. Pero a nadie se le escapa que en realidad, le lame un pie Leonor y es más, no soporta a su prima. El otro primo que faltará a la cita es el hijo mayor de la infanta Cristina, Juan, que dice que está trabajando en Londres y no puede faltar. Curioso, teniendo en cuenta que trabaja para un monárquico de pro como Alejandro Agag, yerno de José María Aznar.
De momento, cortesía del alcalde Martínez-Almeida, Madrid se ha llenado de carteles de la heredera colgados de las farolas, como si fuera una candidata electoral a quien los ciudadanos pudieran votar en unas elecciones. Nada más lejos de la realidad. Ni a ella (si llega el día) ni a su padre ni a su abuelo les ha votado nadie. Es lo que tiene la democrática monarquía española. Hablando del yayo, Juan Carlos vuelve a casa, no por Navidad, sino un poco antes, por los panellets. O por Halloween, según las tendencias actuales. No vendrá disfrazado de nada que dé miedo, a priori. Pero el que está asustado, o mejor dicho, absolutamente indignado, es él mismo. Y es que recientemente ha sabido que no lo dejarán dormir con el resto de la familia. Su hijo Felipe le tiene prohibido pernoctar en cualquier Palacio patrimonio del Estado. Hay un muro de contención entre los dos para evitar que los robos de Juan Carlos intoxiquen el reinado del hijo y el día grande de la nieta.
El emérito vuelve a Madrid este martes y no sabe dónde dormir. Sí sabe, sin embargo, dónde no dormirá. Juan Carlos no irá al Congreso por el juramento ni al Palacio Real por la comida de autoridades. Sí estará con la familia, pero él mismo sabe que lo tienen como un pongo, que nadie sabe dónde colocarlo. Y en este caso, nadie sabe dónde dejarlo dormir. Se especuló que acabaría durmiendo en casa de su única hermana viva, la infanta Margarita. Pero tampoco. Lo han arrinconado, no puede dormir ni en Palacio, ni en ninguna casa particular ni en ningún hotel de Madrid. La solución es evidente: dormirá en el avión de vuelta a Abu Dhabi la misma noche de Halloween después de la fiesta de Leonor: "A Juan Carlos la ha quedado la salida de emprender regreso a Abu Dabi inmediatamente después de finalizar la celebración, sin pasar la noche en Madrid. Ha optado por hacerlo en el avión de vuelta a Emiratos Árabes, donde pasará la noche, como ya sucedió cuando se reunió con su hijo en La Zarzuela en 2022.". Como si fuera un fiestero que vuelve de marcha y queda dormido en el vagón del metro o del tren.
Según ha podido saber Monarquía Confidencial, Juan Carlos está dolido. Muy dolido. De hecho, más que dolido, está rabioso: "Juan Carlos I ha expresado a su entorno más cercano su rabia con esta situación", poniendo en su boca unas palabras en forma de lamento: “Era la ocasión perfecta para coincidir tres generaciones en la jura de mi nieta”... Pues va a ser que no. Para el emérito, no es suficiente en la reunión familiar que habrá en El Pardo para celebrar el cumpleaños de la joven: "“Él es consciente de que el tiempo pasa y cada vez está más lejos y solo”... Otra cosa no, pero ya se ve que Juan Carlos es un lince dándose cuenta de las cosas...