Juan Carlos I puede ser, como dice el número que lo acompaña, el primer rey sentado en el banquillo de los acusados. Pero el Estado se está moviendo para impedirlo y la solución es demasiado evidente: huir. Ya hace meses que En Blau recoge que la idea que le baila por la cabeza al rey emérito es largarse al Caribe. El 18 de abril publicamos que su destino es la República Dominicana. El Confidencial y Diario 16 aportan nuevos datos sobre la huida del monarca, que teme ser citado a declarar por la fiscalía suiza.
Diario 16 publica que Juan Carlos tiene una nueva amante dominicana que le espera en la isla del Caribe: "Según fuentes consultadas, la llegada del rey emérito a República Dominicana se tuvo que retrasar a causa de la pandemia e, incluso, ya podría disponer su «nueva Corinna», una mujer dominicana, no de raza negra, y que en la actualidad podría estar residiendo en Estados Unidos. A esta mujer se le ha llegado a ofrecer, incluso, que vaya a vivir a la zona de La Romana con el rey emérito".
Pilar Rahola se hace eco en el FAQS de TV3 de los movimientos soterrados entre los altos funcionarios del Estado para salvar al rey como recoge El Confidencial: "El rey emérito debe desvincularse del todo y dejar España. Ese sería su último servicio". El exilio real sería la única manera que la institución de la Corona pueda superar el escándalo de corrupción de los millones evadidos que amenaza con destruirla.
Rahola y Jordi Barbeta sostienen en TV3 que los que controlan la sala de máquinas del Estado, antes de ver Juan Carlos en el banquillo de los acusados prefiere verlo exiliado. Y Felipe expulsándolo de la Familia Real pero sin obligarlo a retornar ni un euro. "No creo que nunca sea perseguido" sostiene Rahola. Los expertos consultados por el Confidencial matizan: "No podría interpretarse como una huida. De ser requerido para una declaración o cualquier acción de la justicia, volvería y, después, se volvería a marchar". No cuela. Si Juan Carlos se va al Caribe con una mujer, de raza blanca dicen las fuentes dominicanas, no vuelve ni a rastras.