Las fiestas navideñas de la familia real española se perfilan, una vez más, como un reflejo de las divisiones que atraviesan a los Borbones. Este año, el rey emérito Juan Carlos I ha decidido organizar su propia celebración lejos de Zarzuela, eligiendo como escenario el lujoso Four Seasons de Ginebra, un lugar que se ha convertido en su refugio habitual. Con una planta entera reservada en este exclusivo hotel, Juan Carlos I celebrará la Nochebuena junto a las infantas Elena y Cristina, varios de sus nietos y su inseparable Marta Gayá, lejos del núcleo duro de la familia.
El Four Seasons, propiedad de un príncipe saudí cercano al emérito, ofrece a Juan Carlos I la privacidad y el lujo que necesita. Según fuentes cercanas, la planta completa, que el monarca tiene a su disposición sin coste alguno, será el escenario de una velada muy alejada de las tradiciones familiares de Zarzuela.
Juan Carlos I se lleva la verdadera fiesta a Ginebra
La elección del hotel, además, no es casual: el rey emérito ha encontrado allí un lugar donde las miradas indiscretas quedan fuera de su alcance, un detalle importante en medio de los constantes rumores y críticas que rodean su figura.
Mientras tanto, en Zarzuela, el ambiente navideño estará marcado por la ausencia de los Borbones más veteranos. El rey Felipe VI y la reina Letizia serán los anfitriones de una celebración reducida junto a sus hijas, Leonor y Sofía, y algunos invitados como Paloma Rocasolano, madre de Letizia, y su pareja, Marcus Brandler. A pesar del carácter íntimo de la reunión, la falta de conexión con otras ramas de la familia subraya las tensiones que han definido la relación entre Felipe VI y su padre.
Navidad fría en Zarzuela
Por su parte, la reina Sofía, siempre fiel a su rutina navideña, pasará la noche junto a su hermana, Irene de Grecia. Ambas asistirán, como es tradición, a la Misa del Gallo, coincidiendo brevemente con Felipe y su familia antes de retirarse. Esta separación, que ya es una constante en las festividades de los Borbones, refleja las profundas distancias personales y formales que se han establecido en la familia desde que Juan Carlos I dejó el trono.
El gesto de Juan Carlos I de organizar su propia celebración, sin incluir a Felipe VI ni a sus hijas, no es solo un ejemplo de su situación actual en la monarquía española, sino también un recordatorio de los esfuerzos de Zarzuela por mantener un “cordón sanitario” alrededor del emérito. Esta estrategia, impulsada por Felipe VI y Letizia, busca salvaguardar la imagen pública de la institución, especialmente tras los numerosos escándalos que han sacudido a la Casa Real en los últimos años.