Las recientes fotografías publicadas por el medio holandés Privé, que muestran al rey emérito Juan Carlos I en una actitud cariñosa con la vedette Bárbara Rey, han provocado un gran revuelo no solo en los medios de comunicación, sino también en el interior de la Casa Real. Esta situación ha hecho que muchos medios se sumerjan en una profunda investigación sobre las diversas relaciones y el estilo de vida del monarca, revelando detalles que algunos preferirían mantener en secreto, así como recordando otros que habían caído en el olvido. La atención mediática ha resurgido con fuerza, y es difícil no detenerse en los aspectos más intrigantes de su vida personal.
Uno de los puntos más destacados en esta reciente cobertura es el ritual que Juan Carlos I seguía cada vez que se encontraba con sus amantes. Según información compartida por el portal ElCierreDigital, el rey emérito tenía una preferencia notable por la fragancia Eternity de Calvin Klein, una colonia que le era enviada desde París. Esta elección de perfume no solo habla de su gusto por las cosas finas y elegantes, sino que también se ha convertido en un símbolo de sus encuentros clandestinos.
Juan Carlos I tenía una preferencia de cama relacionada con un perfume
Se dice que era una obligación para el personal de servicio mantener esta colonia en un lugar destacado en el piso de la calle Sextante en Aravaca, Madrid, donde se organizaban sus citas. La fragancia estaba situada específicamente en el estante del cuarto de baño, un detalle que parece trivial pero que revela la meticulosidad con la que Juan Carlos I planeaba sus encuentros. Antes de cada cita, el rey no escatimaba en gastos ni en esfuerzos para asegurarse de que siempre estaba listo para impresionar. Como parte de su ritual, se rociaba con su colonia favorita y presumía ante sus amigas: “Mira cómo huelo”.
Este tipo de comportamiento refleja no solo su carácter hedonista, sino también un deseo de mantener una imagen de poder y seducción. La elección de este perfume particular puede interpretarse como un intento de establecer un vínculo emocional con sus parejas, convirtiendo cada encuentro en algo especial y personal. Además, este ritual ha sido un tema recurrente en las conversaciones sobre su vida privada, subrayando la dualidad de su existencia como rey y hombre de deseos.