El rey Felipe VI y Letizia suman 20 años de relación. Empezaron su relación sentimental después de encontrarse en una cena organizada por el periodista Pedro Erquicia en su ático en Madrid. Con ambos solteros, surgió una conexión especial entre ellos. Felipe conocía a Letizia por su trabajo en los informativos, pero no personalmente. Y la veía como una mujer atractiva e inteligente. De hecho, fue él quien propició el encuentro, y durante algunos meses se vieron en secret.
Finalmente hicieron público su romance en los jardines de Zarzuela, ante los padres del entonces príncipe, Juan Carlos y Sofía. Pero los reyes no estaban de acuerdo con la relación. Letizia era una plebeya, divorciada de su profesor de instituto, con padres separados, y agnóstica y republicana confesa. Sin embargo, a pesar de esto, Felipe amenazó con renunciar al trono, lo que causó un gran escándalo y llevó a sus padres a cerrar el pico.
Juan Carlos I sabe que el amor entre el rey Felipe y la reina Letizia se desvanece
A lo largo de estos veinte años de amor, el matrimonio de Felipe y Letizia ha enfrentado desafíos, la mayoría relacionados con la familia del monarca. Juan Carlos I, el rey emérito, está al tanto de estos problemas desde sus años compartidos en la Zarzuela y las revelaciones que recibe desde Abu Dabi a través de informantes cercanos. Los problemas surgidos a raíz del caso Nóos también afectaron la estabilidad del matrimonio. La reina Letizia influyó para alejar a Iñaki Urdangarin de la familia real. Y también en la abdicación de Juan Carlos.
El peor momento se dio en 2013. Aquel año la relación estuvo al borde de la ruptura cuando Letizia solicitó el divorcio. Pero mientras Felipe no lo concedió, los asesores de Zarzuela recomendaron a Letizia no seguir adelante. Si lo hacía, se jugaba perder la custodia de sus dos hijas en caso de divorcio. Las pequeñas se quedarían a vivir en palacio mientras Letizia tendría que abandonar la casa, según los acuerdos matrimoniales. Un panorama que la llevó a dar una segunda oportunidad a la relación.
Según Jaime Peñafiel, todo es falso
Aunque ahora se les ve unidos y cariñosos en público, tal y como ha apuntado el periodista especializado en la casa real Jaime Peñafiel, todo es un paripé. Puro teatro. Asegura que la imagen de Letizia mirando a Felipe con admiración es puramente teatral y que en todas las parejas siempre hay uno que ama más que el otro.
"La mayoría de la prensa cortesana española ha interpretado las imágenes de Letizia mirando embelesada a su marido como una demostración de estar más enamorada que nunca. Pienso, personalmente, que esas fotos eran teatro, puro teatro. En toda pareja siempre hay uno que ama más que el otro. En el caso de Felipe y Letizia, no hay duda que la consorte, muy inteligente y muy cerebral, ha sido quien más y mejor ha sabido mostrar públicamente sus, digamos, sentimientos sin tener en cuenta la regla de oro de las casas reales, a propósito de los sentimientos y las efusiones amorosas: nunca delante de la prensa", apuntó Peñafiel.
Además, señala que Letizia puede cambiar su actitud en un instante si algo o alguien le desagrada, y que su sonrisa oculta mucho. "Durante estos años de matrimonio hemos descubierto que la sonrisa expansiva y espontánea de Letizia que puede, maliciosamente, brillar en su rostro es tan cálida como gélida su desaparición repentina cuando menos se espera. Ella puede cambiar en un segundo si alguien o algo le disgustan. En la foto con Felipe hay una mirada falsa utilizada para fingir felicidad . Dicen quienes la conocen que la Consorte tiene el corazón de acero y que difícilmente deja adivinar sus sentimientos”, añadió.
Según Peñafiel, los problemas personales de Letizia afectan su relación con Felipe, sus hijas y su entorno cercano, lo que hace que su amorosa y apasionada mirada sea solo una fachada. "Sé, por fuentes de toda credibilidad, que los problemas de la vida de Letizia afectan a la convivencia y a la estabilidad emocional no solo con Felipe y sus hijas, sino incluso con sus más directos colaboradores y hasta con el servicio. Por todo ello y mucho más la amorosa, apasionada, vehemente, ardorosa, impulsiva y enamorada mirada, pienso es... ¡puro teatro!”, concluyó el cronista.