El príncipe Hussein de Jordania y Rajwa Al Saif ya son marido y mujer. Una boda royal en Ammán a la que han asistido una nutrida representación de casas reales mundiales, y en la que se ha demostrado una vez más el cliché de 'Spain is different'. Los enviados de Zarzuela son dos exmonarcas que ni siquiera forman parte oficialmente de la Familia Real: Juan Carlos fue expulsado por sus escándalos, mientras que Sofía todavía está en el núcleo duro pero molesta y no tiene ni voz ni voto. Una situación ridícula, más teniendo en cuenta una obviedad: es un matrimonio muerto desde hace 50 años y no se soportan. ¿Amor? Ni el recuerdo más insignificante. ¿Intereses? Todos. Él para mantenerla callada, ella para no perder el estatus. Conveniencia pura y dura.
Las caras y los gestos de los eméritos en la recepción y la ceremonia no son interpretables. Se detestan, se ignoran y cada uno hace la guerra por su cuenta. La fotografía que ilustra este artículo es demoledora: Sofía ríe mientras camina a tres metros de su esposo, que a duras penas puede mantener la verticalidad. Si no fuera por el bastón y por el brazo del escolta que coge con fuerza, el Borbón de 85 años no podría moverse. La actitud de la griega se repitió en diferentes momentos. Cuando finalmente se encuentraron solos, el malestar fue todavía más acusado. Ni se miran, ni se hablan. Todo de mala gana. Comprensible, pero escalofriante. ¿Hacía falta este viaje y esta manifestación de odio conyugal, cuando todo el mundo sabe qué pasa entre ellos? La respuesta es un no rotundo, menos para ellos. Mantendrán la opereta hasta el último aliento.
Juan Carlos a Sofía, "para ya con el abanico" pic.twitter.com/obVEDX0nR4
— Pilar Eyre (@pilareyre) June 1, 2023
Juan Carlos, en silla de ruedas en Jordania. Problemas muy graves de movilidad
Hablando de imágenes llamativas y cruciales, hay otra que está dando la vuelta al mundo y que es precisamente aquella que Juan Carlos ha intentado ocultar durante los últimos años. Se trata de una instantánea del emérito en silla de ruedas, una vez acabada la ceremonia y antes de la cena de gala que cerraría los fastos nupciales. Cansado, consumido, decrépito. La definición es dura pero real. Su movilidad es limitadísima, cada día parece más cerca de la invalidez funcional. Aquello de "estoy como un oso" no era más que una bravata y una forma de intentar tapar la realidad. La que se ha manifestado con toda la crudeza en los alrededores del Palau de Zahran, por otra parte.
La peor pesadilla del Borbón en una imagen: su "secreto" al descubierto
La fotografía destapa la peor pesadilla de Borbón: que lo vean de esta manera. La silla de ruedas es una compañera habitual en su intimidad de Abu Dabi. Antes de largarse a los Emiratos también la utilizaba en Zarzuela. Ahora bien, cuando salía de casa la escondía por todos los medios posibles. Era prácticamente un secreto de Estado. Uno muy mal guardado: "Está obsesionado porque nadie le vea en la silla. Le aterra acabar como su madre o su hermana Margarita", explica Monarquía Confidencial. La última vez que lo vimos así fue hace 5 años durante una recepción oficial en palacio. Tenía excusa, lo habían intervenido hacía un mes en una pierna. En Jordania, sin embargo, ni había cortina de humo que tapara la escena. Debe estar bien jorobado.
El viaje ha sido un despropósito. Pero ya es tarde para arrepentirse.