Todos los medios recuerdan esta semana los Juegos Olímpicos de Barcelona'92, que representaron un punto de inflexión para Barcelona, Catalunya y España.
La espectacular ceremonia de inauguración dio el pistoletazo de salida a unos Juegos que triunfarían en todos los aspectos, y de los que no se recuerdan —o no se han querido recordar— errores, más allá de la flecha olímpica que —para quien aún no lo sepa— no entró en el pebetero.
En este oasis de éxito y hermandad, todos los problemas quedaban difuminados, también los líos de la Familia Real.
Según ha publicado la famosa periodista Pilar Eyre en Lecturas, la Casa Real estaba "prácticamente rota" cuando se celebraron los Juegos. La principal razón era la nula relación entre los entonces reyes Juan Carlos I y Sofía por los asuntos extramatrimoniales del primero. Es decir, la historia de siempre.
En aquel momento Juan Carlos tenía tan sólo 54 años, y sus affairs amorosos estaban a la orden del día. En concreto, la relación que mantuvo con Marta Gayá, una de las mujeres de la Palma influyente. La noticia había salido en la prensa de la época, y por esta razón Sofía "no dirigía la palabra" al Rey. El pasado marzo, por cierto, salía a la luz la grabación donde Juan Carlos confirmaba ese romance tras un cuarto de siglo.
Sofía no era la única enfadada con su marido. También el entonces príncipe Felipe tampoco hablaba a su padre... Un joven príncipe, hay que decir, que en aquel momento salía con Isabel Sartorius.
El malestar real acabó haciendo que ni Juan Carlos ni Felipe acudieran al 79º aniversario de Juan de Borbón, padre del primero y abuelo del segundo, respectivamente. Un hecho notorio, ya que fue su último cumpleaños: el conde de Barcelona murió al cabo de unos meses como consecuencia de un cáncer de laringe.