Juan Carlos I está en boca de todos por sus últimos movimientos. Una demanda a Miguel Ángel Revilla y otra a Corinna Larsen, mientras que planea publicar sus memorias este mismo verano. Se esperaba la presencia del emérito en Sanxenxo antes de que sucediese todo esto, pero tuvo que ausentarse por temas de salud. Acudió al hospital La Tour para cambiarse las pilas del marcapasos, una intervención sencilla que no requiere de anestesia general. Se quedó unos días en observación por su avanzada edad y para hacerle una serie de pruebas relacionadas con sus problemas de movilidad.

Juan Carlos y Felipe

En su casa de Abu Dabi el emérito suele desplazarse en silla de ruedas, está totalmente adaptada. Sin embargo, cuando llega a España y los fotógrafos están cerca utiliza un bastón y a sus acompañantes como apoyo. No quiere que nadie le vea en una silla de ruedas, es su peor pesadilla. Pero ahora deberá usarla más. Los médicos le han comunicado que el tratamiento de medicina regenerativa con células madre al que se ha sometido en los últimos años ya no funciona debido al avance de su artrosis. Su pierna izquierda está totalmente inmóvil, y a su avanzada edad sería un riesgo totalmente innecesario someterle a una operación arriesgada y sin buenos resultados, además, con una recuperación muy lenta. En su caso ya imposible.

Se confirman los peores presagios de sus hijos 

Los médicos le comunicaron que deberá usar silla de ruedas de forma permanente hasta el fin de sus días. Toda una humillación para él, quien siempre se ha creído todopoderoso. Ahora es un hombre dependiente. Necesita una serie de atenciones y cuidados. Desde que le comunicaron el último resultado médico, Juan Carlos I no sale de casa, no ha querido dejarse ver. Está muy triste, apenas come. Sus familiares y amigos están muy preocupados. Saben que esto podría pasar y podría verse afectada su demencia.

Hace unos meses saltaban todas las alarmas cuando sus amigos íntimos vieron que Juan Carlos I ya no les reconocía. Mostraba algunos pequeños olvidos. Tardaba un tiempo en reaccionar. Le obligaron a someterse a unas pruebas médicas después de confirmarse el Alzheimer de Irene de Grecia. La prevención es vital en estos casos para ralentizar al máximo la evolución. Las últimas pruebas médicas realizadas por los mejores neurólogos confirmaron los peores presagios, el emérito no sufre la enfermedad de su cuñada, pero padece demencia en un grado bastante avanzado. Es normal que tenga olvidos y descuidos por su avanzada edad. Esto le preocupa porque le está costando reconocer a algunos seres queridos. Ya lo avanzaba Zarzalejos, quien confirmaba sus problemas de demencia: "Hablo de leve incapacidad cognitiva. En su edad, sufre lapsus de memoria, más mediata que inmediata, y tiene mala relación con la realidad. Le impide hacer autoevaluaciones de sus conductas. Juan Carlos no tiene la percepción que sus conductas, que llevan a su expatriación, eran inaceptables e inapropiadas, y ya se verá si con consecuencias penales. Él se victimiza y se sitúa en una burbuja. No acaba de entender qué le pasa".

 

Juan Carlos I en silla de ruedas