Juan Carlos I continúa residiendo en Abu Dabi desde hace cuatro años. Felipe VI decidió exiliarle provocándole la mayor humillación de su carrera como monarca para evitar que exponga a la corona al escrutinio público. Siempre estaba en el foco mediático por una polémica u otra, y aun cuando llega a España es el gran protagonista sin quererlo. Su hijo le pide siempre absoluta discreción y el cumple con las peticiones, pero los medios de comunicación están preparados para hacer sangre de la figura del emérito.

Juan Carlos brindis, GTRES

De esta forma, Juan Carlos I nunca podrá cumplir su deseo de volver a España. El emérito está bien en Abu Dabi porque cuenta con todas las comodidades del mundo, en una lujosa mansión de 3.500 metros cuadrados. Le visitan amigos y su pareja, pero realmente está solo. Él quiere vivir en su país, al lado de su familia y sus amigos, sin tener que desplazarse, porque además, aunque viaje en avión privado, ya no está para muchos movimientos.

Los últimos diagnósticos médicos preocupan a sus hijos y a él mismo. La situación es complicada. El pasado 5 de enero cumplió 87 primaveras, una edad muy avanzada que trae problemas derivados de la edad. El exmonarca ha sufrido varios problemas de movilidad y se le ha operado una decena de veces, de rodilla y de cadera, sin mucho éxito.

Juan Carlos I tiene mucho miedo a morir fuera de España 

Juan Carlos I se ha sometido a revolucionarios tratamiento en medicina regenerativa, con células madre y plaquetas, pero ya no surten efecto. Los médicos le han dado el peor de los diagnósticos, el marido de la reina Sofía terminará sus días en una silla de ruedas. Una de sus mayores pesadillas.

El padre de Felipe VI no quiere ver que depende de alguien, ni tampoco no poderse mover con libertad. Desde que le dieron ese diagnóstico que ya preveía que llegaría, Juan Carlos I no sale de su habitación, no quiere distraerse con nada. Está bastante triste y deprimido. Sus hijos están preocupados, especialmente la infanta Elena, que le visita muy a menudo.

Juan Carlos I sabe que su final está cada vez más cerca y tiene mucho pánico a morir. Está a miles de kilómetros de su familia y no sabe qué sucederá con él. Si tendrá que ser expatriado, que sería una deshonra, o si tendrá un funeral de Estado. El emérito sufre pesadillas todas las noches con el mismo tema y acaba envuelto en sudor, se despierta sobresaltado.

Juan Carlos I en Casa Lucio con los presidentes