Juan Carlos I siempre se ha preocupado por sus hijos y por sus nietos, él ha sido el encargado de sufragar todos los gastos, a excepción de los relacionados con Leonor y Sofía porque Letizia no quiere que el apellido Borbón enturbie el futuro de las adolescentes. Debido a su labor como Jefe de Estado, el emérito no ha podido dedicarse en cuerpo y alma a sus tres hijos, aunque entre ellos se ha forjado un lazo muy importante. Elena y Cristina siempre se han preocupado por él en estos últimos años donde su salud es más delicada y se encuentra muy lejos de casa. Le han visitado en Abu Dabi en un total de 60 ocasiones en estos últimos cuatro años. Cuando viaja a Ginebra, Cristina le ha acompañado, mientras que cuando viaja a Sansenxo lo hace la infanta Elena.
El marido de la reina Sofía mostró su preocupación cuando la relación de su hija Cristina terminó. Después del caso Nóos, Juan Carlos terminó sus relaciones con Iñaki Urdangarin, considerado su yerno perfecto, a pesar de ser plebeyo y famoso deportista. Obligó al exduque de Palma a ingresar en prisión para ayudar a Felipe VI con la imagen de la corona. Le prometió que saldría beneficiado.
La infanta Cristina sufrió mucho cuando Iñaki empezó una relación con Ainhoa Armentia
Una vez en prisión, la relación entre Iñaki y Cristina se fue apagando. Las visitas de la infanta se redujeron considerablemente hasta el punto de desaparecer. Cuando el exjugador de balonmano recibió el tercer grado ni tan siquiera apareció por Vitoria. Esto solo hace pensar que el matrimonio ya estaba roto entonces, así que la relación que surgió entre el exduque de Palma y Ainhoa Armentia no sería una infidelidad.
No obstante, Cristina estaba enamorada, y ver aquellas fotografías, sin ser conocedora de la historia, le sentó como una puñalada en el pecho. Se sintió traicionada y humillada. Se refugió en su casa de Ginebra, alejada de las cámaras, y no paraba de llorar, no atendía al teléfono, ni tan siquiera visitas. Sus hijos estaban muy preocupados y le trasladaron esta preocupación a Juan Carlos I. Todos se enfadaron con Iñaki Urdangarin.
Fue Juan Carlos quien intentó sacarla personalmente de ese pozo. Mandó a su escolta a buscar a la infanta Cristina para que pasase un tiempo en Abu Dabi, alejada de todo. Se la encontró llorando, desmaquillada, en pijama. No quería salir de casa. Sufrió una depresión en aquella época. Ahora es una mujer totalmente nueva.