Durante muchos años, las aventuras amorosas de Juan Carlos I fueron uno de los secretos mejor guardados de la monarquía española. A pesar de ser un tema ampliamente conocido en los círculos más cercanos al poder, la prensa y la opinión pública se mantenían en un silencio casi reverencial. Sin embargo, con el paso del tiempo y el distanciamiento de la figura del rey emérito del trono, han empezado a emerger detalles que arrojan luz sobre su vida privada y su controvertido comportamiento.
Uno de los episodios más destacados y sorprendentes es la relación extramatrimonial que Juan Carlos I mantuvo con Bárbara Rey, una figura prominente del espectáculo en España. Esta historia, que en su momento parecía sacada de un guion cinematográfico, ha sido confirmada y expuesta por diversas fuentes, incluida ella y su hijo.
Adolfo Suárez presentó a Juan Carlos I y Bárbara Rey
Lo que no ha tenido tanta trascendencia es que esta relación fue facilitada por Adolfo Suárez, el primer presidente del gobierno español tras la dictadura de Franco. Según reveló la periodista Pilar Eyre, Suárez presentó al rey y a Bárbara Rey sin prever las consecuencias que esto traería. En un encuentro que parecía inocente, Suárez habría dicho: "Señor, os presento a una amiga, Bárbara Rey. Es de Totana y actriz, pero tiene mucha clase”. Este encuentro marcó el inicio de una relación que se mantendría en secreto durante casi dos décadas.
Los encuentros entre el rey y Bárbara Rey eran frecuentes y apasionados. Según los relatos de Eyre, no era raro que se encontraran en distintos pisos de Madrid, alejados de las miradas indiscretas. Cuentan que era Suárez quien le ayudaba en la organización de sus encuentros clandestinos y le echaba una mano para mantenerlos en secreto.
Bárbara Rey fue la mujer al margen del matrimonio más importante para Juan Carlos I
Uno de los lugares más utilizados para estos encuentros era un piso situado en Majadahonda, donde la preparación y la discreción eran clave. Bárbara Rey esperaba a su amante con todo preparado: una botella de Vega Sicilia, un plato de jamón ibérico y una caja de Cohiba. Este cuidado en los detalles subraya la intensidad y la clandestinidad de su relación.
La relación, sin embargo, llegó a su fin en 1994, cuando Bárbara Rey, cansada de compartir al rey con otras mujeres, le exigió ser la única en su vida. Juan Carlos I no estaba dispuesto a renunciar a su estilo de vida, lo que provocó la ruptura definitiva. Este episodio, que durante años fue solo un rumor, se ha convertido en una pieza más del complejo y muchas veces polémico legado del rey emérito.