Si algo se recordará del rey emérito Juan Carlos I cuando deje este mundo será su pasión irrefrenable por las mujeres. Y aunque la prensa y la opinión pública se mantenían en un silencio casi reverencial, era (y es) tema ampliamente conocido en los círculos más cercanos al poder y también por la opinión pública.

Su relación con Bárbara Rey, una de las mujeres más codiciadas de la España de los 70, es uno de los capítulos más destacados de su historia personal. La relación entre Juan Carlos I y Bárbara Rey siempre fue un secreto a voces. En su época, la actriz era un verdadero símbolo de sensualidad y glamour en el mundo del espectáculo español.

Bárbara Rey y Juan Carlos fotos juntos / Twitter
Bárbara Rey y Juan Carlos fotos juntos / Twitter

Adolfo Suárez, colaborador activo en la relación entre Juan Carlos I y Bárbara Rey

Sin embargo, lo que pocos saben es que el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez, jugó un papel crucial en la creación de este romance que marcaría un antes y un después en la vida del rey. Según reveló la periodista Pilar Eyre, fue Suárez quien presentó a la actriz al monarca, sin prever las consecuencias que este encuentro desencadenaría años después.

El primer encuentro fue aparentemente inocente. En una reunión social, Suárez presentó a Bárbara Rey con unas palabras que parecían simplemente cortesía: "Os presento a una amiga, Bárbara Rey, es de Totana y tiene mucho estilo". Sin embargo, esas palabras fueron el principio de una relación clandestina que se mantuvo oculta durante casi dos décadas. Durante este tiempo, la actriz y el rey mantuvieron una serie de encuentros secretos en diferentes lugares de Madrid, lejos de la mirada pública.

Bárbara Rey de joven / GTRES
Bárbara Rey de joven / GTRES

Encuentros a todo lujo

Entre los escenarios más utilizados para estos encuentros se encontraba un piso en Majadahonda, al que acudían dentro de la más estricta discreción. Según relatos cercanos, Bárbara Rey organizaba estos momentos con una precisión que hablaba de la intensidad de su relación: Vega Sicilia, jamón ibérico, Cohibas… pequeños detalles que no hacían sino resaltar el nivel de intimidad que existía entre ellos. La relación se mantenía en secreto, y Adolfo Suárez, lejos de ser un simple testigo, se encargaba de ayudar en la organización de estos encuentros, velando por su confidencialidad.

Lo que parecía una aventura llena de pasión comenzó a desmoronarse en 1994, cuando Bárbara Rey, cansada de compartir al rey con otras mujeres, le planteó la exigencia de convertirse en su única compañera. Sin embargo, Juan Carlos I, fiel a su naturaleza, no estaba dispuesto a dejar de lado su estilo de vida. Esta postura llevó a la ruptura definitiva entre ambos.