El décimo aniversario de la coronación de Felipe VI está resultando un baño de realidad amargo para Juan Carlos I. El emérito, en una partida de ajedrez infinita, ha tentado a la suerte con su viaje, el enésimo, a Sanxenxo. La excusa de las regatas funciona bastante bien, incluso le dan premios de campeón náutico a pesar de sus incapacitantes problemas de movilidad en tierra firme. La cita, justo en la antesala de los fastos monárquicos, podía ejercer la presión necesaria para provocar una llamada muy esperada. La del hijo al padre, 'papá, ven a Madrid'. Sobre el papel, un plan sin fisuras. En la práctica, un despropósito. El mensaje: no pintas nada, vete.

Juan Carlos es una mancha para la Casa Real, y no están las cosas para caminar sobre el alambre. Felipe y Letizia también tienen sus trapos sucios a la vista, y por eso la operación en marcha es la de la princesa Leonor. Una carrera a contrarreloj para formar a una futura reina que, muy probablemente, tendrá que hacerse cargo de los mandos antes de lo que se pensaba. Y por eso el emérito es justamente el elemento desestabilizador que lo puede mandar todo a hacer puñetas: mantienen al abuelo a una distancia sideral de la heredera, evitando toxicidades. Se han encontrado solo al cumpleaños de la mayoría de edad, en privado. Nunca en público. Y este miércoles 19 de junio, cuando se conmemora el principio del fin del rey emérito, tampoco. Lejos de la corona, Juancararruina el negocio.

Felipe Letizia Juan Carlos mal rollo GTRES
Felipe y Letizia miran mal a Juan Carlos / GTRES

Hablando de negocios que van a la quiebra, hay uno que afecta directamente a Juan Carlos: se trata de su restaurante chino preferido en Madrid, el 'Buen Gusto'. Un local que se conoce popularmente como 'El Chino del Rey', por una visita que hizo en 2005, pasando a engrosar su lista de vicios culinarios. En la de los muertos, sobre todo: cierra la persiana. Bye-bye al arroz con pato, al bogavante que tanto adora, y a las bolas de pescado de Wenzhou, ciudad china de donde son originarios sus dueños. El local, famoso por un cuadro gigante del monarca y por otra particularidad, como tener un robot camarero desde 2018 que se llamaba 'Cacahuete', ha lanzado la toalla. Mantienen una guerra con la propiedad que no puede vencer. Y sus grandes amigos royals no han movido ni un dedo, por cierto.

El local se dirige así a sus clientes, anunciando el adiós inminente. 100% estilo chino, es sensacional: "¡Despedidas de 27 años de deliciosa comida, esperando el reencuentro futuro! Queridos clientes, anunciamos con un dolor inmenso que debido a la adquisición del edificio, tenemos que dejar este lugar que nos ha acompañado durante 27 años. Hemos recibido a un sinnúmero de cliente, incluyendo al Rey de España Juan Carlos, quien elogió nuestra comida china, lo cual es un gran honor para nosotros. Aunque nos vayamos temporalmente, creemos que algún día volveremos a encontrarnos". La reacción del emérito es desconocida, pero de momento tenemos la de los vecinos de la zona y aquellos que frecuentaban el local, que coinciden en señalar que es una gran pérdida y que el barrio se va a hacer puñetas. Ojalá tenga suerte en el futuro.

Juan Carlos GTRES
Juan Carlos / GTRES