Juan Carlos de Borbón es incontrolable, pero bastante previsible al mismo tiempo. Será un gato viejo, pero tanto que conocemos todos sus puntos débiles: en general, los placeres más prosaicos. Mujeres, dinero, entretenimiento y, muy importante, bebida y manduca. También el poder, pero lo ha tenido que sacrificar para salvaguardar tesoros más valiosos. El rastro de sus filias y obsesiones es escandaloso y nos da pistas para poder seguir sus pasos. Sobre todo cuándo pone en marcha un Houdini y desaparece del mapa por sorpresa, como pasó hace unas horas: el emérito se largó de Sanxenxo, cogió su jet privado y se plantó a 700 kilómetros de allí. ¿Madrid? ¿Zarzuela? Frío. Busquen más al norte. En La Rioja.

La agencia Europa Press ha informado sobre esta inesperada excursión del Borbón, sin ofrecer más detalles que "a media mañana tomó el avión, aterrizó en el aeropuerto de Logroño y unas horas después volvía a Galicia", donde lo esperaba el chófer-nanny Pedro Campos, que es de un apañao que no veas. Hemos buceado en diarios locales de la comunidad autónoma y no hemos encontrado ni media palabra sobre la presencia del royal en sus dominios, cosa rara en estos casos. Pero ya pasó una situación similar con aquel vuelo fantasma a Zaragoza, haciendo saltar las alarmas por la proximidad a la Academia General Militar de su nieta, la princesa Leonor, que justo hoy ha llevado a cabo su primera visita oficial al extranjero. Nunca supimos qué narices hizo el patriarca en la capital de Zaragoza. ni tampoco oficialmente en Logroño. Pero tenemos una premonición, y nos aventuramos a decir que no ha sido exactamente en La Rioja.

Juan Carlos con Pedro Campos en Sanxenxo / Europa Press

La frontera con Euskadi es tierra de vinos extraordinarios. Y este es uno de los grandes vicios del monarca desde tiempos inmemoriales. Nada mejor que unas cuantas botellas de los caldos más selectos para acompañar una comida, cena, cita romántica o la ocasión que haga falta, siempre con la copa en la mano. Juan Carlos conoce la ribera del Ebro al dedillo, especialmente las bodegas alavesas. Ha inaugurado más de una, también tiene barricas personalizadas. Los ha probado todos. Y le han llegado cajas y más cajas a Zarzuela durante sus años de semidiós.

Juan Carlos / GTRES
Juan Carlos / GTRES

Hace poco más de un año, el 24 de abril de 2023, Juan Carlos efectuó una maniobra similar: viajaba desde Sanxenxo al aeropuerto de Foronda, a Vitoria-Gasteiz, para visitar las instalaciones de la bodega Macan, las Bodegas Benjamin de Rothschild & Vega Sicilia, en la localidad de Sanmaniego. También ha estado en más de una ocasión en el impresionante complejo de Marqués de Riscal en Elciego, con la famosa edificación de Frank Gehry, hotel, spa y restaurante con estrella Michelin. O incluso, podría haber vuelto al Museo del Vino de Briones, que también lo conoce bien. No tenemos datos, pero tampoco dudas, que esta salida misteriosa tenía el propósito vinícola, evidentemente acompañado de una comida importante, con platos de cuchara, verduras y cordero, clásicos de la gastronomía local. Es incorregible.

Juan Carlos en la bodega Macan / GTRES