Juan Carlos tiene tres hijos, ocho nietos y mil amantes. Si quería dejarlos arreglados a todos y a todas era evidente que tenía que robar muchos millones a Hacienda de las comisiones ilegales que cobraba sin factura cuando era rey de España. Debe ser por eso que acumula una fortuna que ni él mismo sabe cuántos millares de millones incluye. Una de sus amantes más mantenidas, en el tiempo y económicamente, es la mallorquina Marta Gayá. Una mujer cuyo nombre estará siempre asociado a esta condición: mantenida. Lo que antes se llamaba "la querida": Hombres casados que tenían una doble vida con otra mujer a la cual ponían un piso y dejaban un sobre con dinero cada mes. Marta Gayà ha aceptado a ojos de toda España ejercer este papel. Hasta el final. Ahora mismo, este frío invierno, la pareja vive junta en Cologny cerca de Ginebra, en Suiza, según ha revelado en exclusiva Pilar Eyre en Lecturas. El nombre de Marta Gayá es casi tan famoso como el de reina Sofía y ya nadie se escandaliza que Juan Carlos quiera morir cogido de la mano de su pareja y mantenida, Gayá.


Escribe Eyre: "Los grandes amante, juntos en su casa de Ginebra! Así están pasando este invierno Juan Carlos y Marta Gayá, en el elegante apartamento que el rey regaló a su “girlfriend”, como él la llama, en el año 2007 en Cologny. Es en casa de Marta donde pasa este último período de su vida, dulce a pesar de las circunstancias porque cuenta a su lado con la que ha sido su compañera durante cuatro décadas El emérito no ha venido a Sanxenxo estos días como tenía programado, no porque esté de médicos en Suiza, sino porque arrancarse de la amable compañía de Marta cada vez le cuesta más, y ya veremos como estos viajes a España se irán espaciando (cosa que alegra a su hijo y su nuera de forma notable). Claro que oficialmente no puede pasar en Ginebra mucho tiempo, ya que tiene su residencia fiscal en Abu Dabi, pero sus “hermanos” los jeques se lo consienten todo". 40 años de amor mantenido. Eyre revela que la mantenida no solo ha recibido este inmueble lujoso en el país más rico del mundo. Marta Gayá parece la tercera infanta, por la herencia recibida.

La cronista catalana mejor informada escribe: "Nada ni nadie destruía la relación de Marta y su “Juancho”, como lo llamaba ella. Hablaban todos los días por teléfono, Marta se movía con escolta y avión privado, navegaba en el barco del Agha Khan, compraron una casa en Gstaadt, donde acudían a esquiar, un ático en Fuencarral, en Madrid, donde se veían en invierno y el piso de Mallorca, en el paseo Marítimo. Juan Carlos todo lo ponía a nombre de Marta, no le escatimaba nada, pero a ella le faltaba lo más importante: reconocimiento e hijos, todo eso lo sacrificó por el rey". Eyre es muy generosa, Gayá renunció a tener hijos no a cambio del amor del rey, que compartía con miles de otras amantes, sino a cambio de millones en el banco y cuatro inmuebles de lujo: Cologny, Gstaadt, delante del mar en Mallorca y un ático en Madrid, una casa para cada estación del año. Como el sueldazo de Nescafé pero al por mayor.