El primogénito de la infanta Cristina, Juan Urdangarin, ha mantenido una vida discreta y alejada de los focos mediáticos. A diferencia de sus hermanos, quienes frecuentemente son noticia, Juan ha optado por una existencia más reservada desde que se estableció en el Reino Unido para cursar sus estudios universitarios. Su presencia pública es limitada. La última vez que se dejó ver acompañando a su madre fue en una misa funeral organizada por la Casa Real británica en honor a Constantino de Grecia, hermano de la reina Sofía. Han pasado muchos meses.
Desde temprana edad, Juan Urdangarin ha preferido mantenerse apartado del escrutinio público, especialmente después de ser testigo directo de lo que sufrieron sus padres debido al caso Nóos. De hecho, lo sufrió en primera persona. Fue víctima de bullying en la escuela por ello. También presenció cómo la gente insultaba a su padre en la calle, llamándole "chorizo". A ello le siguió el desarraigo que impactó profundamente su vida cuando tuvo que mudarse con su familia a Estados Unidos.
Juan Urdangarin, marcado por lo que sufrió con el caso Nóos
Esta difícil experiencia no solo marcó su infancia, sino que también influyó en la decisión de alejarse de los eventos que rodearon a su familia en España. Mientras Juan ha enfrentado desafíos personales significativos, particularmente relacionados con el impacto emocional del caso Nóos en su familia, la infanta Cristina ha sido su apoyo constante, llevándolo a consultas con psicólogos para ayudarlo a manejar el trauma emocional y las presiones asociadas con la exposición pública y los cambios constantes en su vida.
A pesar de estos esfuerzos, la crisis emocional que atraviesa Juan es profunda y persistente. La carga de los recuerdos dolorosos y la presión mediática han dejado una marca indeleble en su vida. A día de hoy estos episodios todavía resurgen en su memoria. La crisis persiste. Y todavía acude a terapia cuando lo necesita, mientras trabaja enfocándose en su desarrollo personal y espiritual , así como en encontrar su camino en medio de las adversidades.
Juan Urdangarin se somete a distintas terapias para salir de sus crisis emocional
A diferencia de sus hermanos más mediáticos, Juan se caracteriza por su reservada personalidad y profunda espiritualidad, características que heredó de su abuela, la reina Sofía, y su tía, Irene de Grecia. Al igual que Irene, Juan ha participado activamente en causas humanitarias, colaborando con la ONG Entreculturas en proyectos sociales en India y Nepal, así como apoyando iniciativas lideradas por el sacerdote jesuita Enrique Figaredo en Camboya a través de la Fundación Sauce.
Su búsqueda de paz y equilibrio también lo ha llevado a períodos de retiro espiritual en monasterios, donde se aparta completamente de la tecnología y las distracciones modernas. Estos momentos de introspección le han proporcionado la oportunidad de encontrar consuelo y fortaleza espiritual, fundamentales para su bienestar emocional.
Aunque vivir en Londres alejado de su familia tampoco le favorece. Allí está solo y es así como se siente. Pero tampoco quiere volver a España. Sus recuerdos son muy dolorosos. Tampoco se le conoce ninguna pareja sentimental que le sirva como apoyo cercano.