Iñaki Urdangarin parece haber rehecho su vida después de más de una década marcada por sus corruptelas, su estancia en prisión y su divorcio de la infanta Cristina. Comparte vivienda con Ainhoa Armentia, su nueva pareja sentimental, en Vitoria. Viven bajo el mismo techo que los hijos de ella. Y algunas fuentes hablan de una boda en el horizonte.

Sin embargo, algunos de sus círculos cercanos, apuntan en otra dirección. Aseguran que, desde su implicación en el famoso caso Nóos hasta su ruptura definitiva con la infanta Cristina, cada golpe ha ido dejando huellas profundas en su salud mental. Hoy, sus propios hijos, encabezados por Juan Urdangarin, muestran una creciente preocupación por el trastorno que sufre su padre.

Iñaki Urdangarin y sus hijos
Iñaki Urdangarin y sus hijos

Iñaki Urdangarin empezó a cambiar tras el caso Nóos

Todo comenzó a agravarse durante su estancia en prisión. El que fuera un hombre activo, carismático y de carácter afable, empezó a manifestar signos evidentes de desorientación y desconcierto. Fuentes cercanas revelan que Iñaki sufrió un colapso emocional mientras cumplía condena, una experiencia que habría marcado de forma irreversible su estado de ánimo.

Tras su salida de prisión, lejos de mejorar, el deterioro mental de Urdangarin ha continuado. Aunque intenta mantener una apariencia de normalidad en su nueva vida en Vitoria, los más cercanos aseguran que se muestra cada vez más retraído, apático y desconectado del entorno. La separación oficial de la infanta Cristina en 2022 solo intensificó esta situación, sumiéndole en una fase de estancamiento emocional.

Los hijos de Iñaki Urdangarin, profundamente preocupados

Juan, Pablo, Miguel e Irene Urdangarin están especialmente inquietos. Los jóvenes han notado cambios profundos en la personalidad de su padre: ya no es el hombre vital que conocieron, sino alguien que vive atrapado entre la melancolía y la desconfianza. Según fuentes próximas, sus hijos han tratado de animarlo con visitas frecuentes y planes familiares, pero ni así Iñaki recupera parte del carácter anterior.

Iñaki Urdangarin
Iñaki Urdangarin

Incluso el rey Juan Carlos I, en conversaciones privadas, ha comentado que "Iñaki ya no es el mismo de antes", haciendo evidente la preocupación que su transformación genera en la esfera más íntima de la familia real. Los arranques de irritabilidad en público, como el episodio vivido en Barcelona donde reaccionó de forma agresiva ante los fotógrafos, son buena prueba de ello. Aquel carácter afable que le conocimos cuando era jugador de balonmano se ha desvanecido. Y a ello hay que sumar la reciente obsesión creciente acerca de que está constantemente vigilado por personal del entorno de Juan Carlos I.

Otro de los aspectos que más ha alarmado a sus allegados es su obsesión religiosa. Durante su tiempo en prisión, Urdangarin encontró refugio en la lectura intensiva de textos espirituales y, desde entonces, su devoción ha crecido hasta extremos que muchos califican de excesivos. Si bien su fe le ha proporcionado cierto consuelo, también ha contribuido a su aislamiento.