Desde muy joven, Juan Urdangarin entendió que su vida nunca sería del todo privada. Ser hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin lo convirtió, le gustara o no, en parte de la historia de la monarquía española. Sin embargo, a diferencia de otros miembros de su familia, Juan siempre ha buscado la discreción, evitando eventos oficiales y alejándose del foco mediático. Pero esa aparente tranquilidad esconde una realidad más compleja: desde hace años, el joven ha estado en tratamiento psicológico para enfrentar las secuelas emocionales de su pasado.
La infancia de Juan transcurrió con normalidad hasta que el caso Nóos estalló y lo cambió todo. El apellido Urdangarin pasó a estar asociado a la corrupción, y él, que por entonces era solo un adolescente, tuvo que enfrentar las miradas y los comentarios ofensivos. En el colegio, algunos compañeros aprovecharon la ocasión para atacarlo, sometiéndolo a un acoso constante que dejó una huella profunda en su autoestima. La tensión dentro de su familia tampoco ayudó: su padre enfrentaba un proceso judicial, su madre soportaba la presión mediática y sus hermanos también lidiaban con la situación a su manera.

Juan Urdangarin encuentra tranquilidad en la terapia
Buscando proteger a la familia, la infanta Cristina decidió que lo mejor era sacarlo a él y a sus hermanos de España. Primero vivieron en Washington, luego en Ginebra, pero el cambio de país no fue suficiente para borrar los fantasmas de su pasado. Aunque Juan intentaba mostrarse fuerte, la herida emocional seguía abierta. Finalmente, su madre tomó una decisión crucial: recurrir a especialistas en salud mental que lo ayudaran a procesar todo lo que había vivido.
Con el apoyo de sus terapeutas, Juan comenzó a recuperar la confianza en sí mismo. Decidió tomarse un año sabático y dedicarse a proyectos solidarios, encontrando en el trabajo social una vía para canalizar su sensibilidad y compromiso con los demás. Más tarde, eligió estudiar Relaciones Internacionales en la Universidad de Essex, en el Reino Unido, donde completó la carrera con éxito en tres años.

Juan Urdangarin sigue trabajando en dejar atrás los peores momentos del pasado
Pero sus logros académicos no significaron el fin de su proceso. Al instalarse en Londres, comprendió que la terapia seguiría siendo necesaria en su vida. Durante los últimos cuatro años, ha trabajado junto a un especialista que lo ha ayudado a gestionar el estrés, la ansiedad y las secuelas emocionales de su pasado.
Actualmente, Juan trabaja en Extreme E, una empresa enfocada en la sostenibilidad en el automovilismo, donde ha encontrado una actividad que le motiva y lo mantiene alejado del peso del apellido Urdangarin. Aunque sigue visitando a su familia en Zarzuela, su verdadero hogar está en Londres, donde ha logrado construir una vida independiente.