Desde hace varios años, Juan Urdangarin ha optado por una vida discreta, alejada del foco mediático que ha marcado a su familia. Sin embargo, detrás de esta aparente tranquilidad, el hijo mayor de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ha tenido que lidiar con las secuelas emocionales que dejaron en su vida los escándalos familiares.
Desde el estallido del caso Nóos, la vida de Juan dio un giro drástico. Durante su adolescencia, Juan fue víctima de acoso escolar, sufriendo constantes comentarios despectivos que afectaron su estabilidad emocional. Y la presión mediática y la tensión dentro de su familia hicieron que su madre buscara la mejor manera de garantizar su bienestar. Primero en Washington y luego en Ginebra, el joven encontró un entorno más estable, pero las heridas del pasado seguían presentes.
Juan es el hijo de los Urdangarin que peor lo pasó con el caso Nóos
La 'huida' de España no dio los resultados esperados. A su vuelta, consciente de la difícil situación que atravesaba su hijo, la infanta Cristina decidió recurrir a especialistas, quienes lo ayudaron a enfrentar los momentos más oscuros de su juventud.
Con el paso del tiempo y gracias a este apoyo profesional, Juan consiguió recuperar la confianza en sí mismo y empezar a trazar su propio camino. Tras completar su educación secundaria, decidió tomarse un año sabático para involucrarse en proyectos sociales, algo que siempre ha sido una de sus grandes pasiones. Más tarde, optó por estudiar Relaciones Internacionales en la Universidad de Essex, en el Reino Unido, donde terminó la carrera en tan solo tres años.
Una nueva etapa en Londres con apoyo terapéutico
Tras su graduación, Juan estableció su vida en Londres. Empezó a trabajar en Extreme E, una empresa vinculada a la sostenibilidad en el mundo del automovilismo. Todo ello mientras sigue siendo tratado por su terapeuta de confianza, quien lo ha acompañado durante los últimos cuatro años en la capital británica.
A pesar de su aparente fortaleza, Juan continúa lidiando con las secuelas emocionales de su infancia y adolescencia. Las sesiones con su especialista han sido clave para su equilibrio emocional, ayudándole a gestionar los episodios de ansiedad y estrés derivados del pasado familiar. Su entorno cercano asegura que este seguimiento médico ha sido fundamental en su evolución y que, gracias a ello, ha logrado construir una vida más estable.
Este verano, Juan pasó una temporada en Zarzuela, donde compartió tiempo con su familia, pero no permaneció allí demasiado tiempo. Ahora, de vuelta en Londres, Juan parece haber encontrado un equilibrio entre su trabajo, su vida personal y el tratamiento que sigue con su terapeuta.