Victoria López-Quesada, hija de Pedro López-Quesada y Cristina de Borbón-Dos Sicilias, y Enrique Moreno de la Cova, hijo de Enrique Moreno de la Cova Maestre y la pintora Cristina Ybarra y Sainz de la Maza, han contraído matrimonio este fin de semana. Se han casado en la finca Soto Mozanaque, propiedad de Ioannes Osorio, ubicada en la localidad de Algente, a unos 20 minutos del centro de la capital.
El evento empezó este sábado sobre las 17. A esa hora empezaron a llegar los invitados en sus coches privados o en autocares, en medio de controles exhaustivos para garantizar la seguridad de todos los invitados.
Entre los invitados ilustres se encontraban Pedro López-Quesada, el hermano pequeño de la novia y compañero de la princesa Leonor en la Escuela Naval de Marin; Carlos Fitz-James y su mujer, Belén Corsini, condes de Osorno; su hermano, Fernando Fitz-James, duque de Huéscar; Lucía Martín Alcalde, hermana y socia de la diseñadora nupcial Inés Martín Alcalde, y su marido, Santiago Benjumea; Carla Royo-Villanova y su marido, el príncipe Kubrat de Bulgaria; o Íñigo Moreno de Arteaga y Teresa de Borbón-Dos Sicilias, abuelos de Teresa Urquijo, entre otros.
Tensión entre Juan Urdangarin y Felipe VI en la boda de Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova
Tampoco faltaron a la cita algunos miembros de la familia real. El rey Felipe VI llegó en coche acompañado de la infanta Cristina. Mientras que la infanta Elena también acudió al evento. Lo hizo en compañía de su hija, Victoria Federica, que es amiga cercana a la novia.
También fueron dos hijos de la familia Urdangarin. Irene y Juan también estuvieron en el enlace. Un Juan que no intercambió ni una sola palabra con su tío Felipe VI, al que sigue guardando un enorme rencor.
La relación entre Juan y Felipe se deterioró drásticamente tras el caso Nóos, un escándalo que sacudió a la familia real y llevó al padre de Juan, Iñaki Urdangarin, a la cárcel. El distanciamiento de la infanta Cristina de la vida pública, promovido por Felipe VI para proteger la imagen de la corona, fue visto por Juan como una traición imperdonable. La gota que colmó el vaso fue la decisión de Felipe de retirar a su hermana el título de duquesa de Palma, un gesto que, aunque necesario desde el punto de vista institucional, fue percibido por la familia Urdangarin como un golpe bajo.
Juan Urdangarin no perdona a Felipe VI
Cristina, que siempre había contado con un estrecho vínculo con la corona, vivió este momento como una humillación pública, una herida que no ha cicatrizado y que ha afectado profundamente a sus hijos. Juan, en particular, se erigió en defensor de su madre, enfrentándose tanto a su abuelo, el rey emérito Juan Carlos I, como a su tío, a quienes culpa de haber permitido que su madre y su padre se convirtieran en los chivos expiatorios de un escándalo que salpicaba a más miembros de la familia real.
La encarcelación de Iñaki Urdangarin fue el clímax de esta crisis familiar. Juan, que siempre ha mantenido un perfil discreto, no pudo contener su frustración y llegó a confrontar directamente a Felipe VI, acusándolo de haber contribuido al destino de su padre. Según Juan, su padre fue utilizado como cabeza de turco para preservar la integridad de la institución monárquica, una carga que sigue pesando sobre los hombros del joven Urdangarin.
El dolor de Juan no se limita a la esfera familiar. Durante los años más difíciles del caso Nóos, el joven sufrió episodios de acoso escolar y burlas en la calle, donde era constantemente señalado por la situación de su padre. Para él, Felipe VI es el principal responsable de este sufrimiento, ya que considera que el rey, al no haber protegido a su padre, permitió que la familia Urdangarin se convirtiera en el blanco de las críticas públicas. Este resentimiento quedó patente en el reciente encuentro en Soto Mozanaque, donde Juan y Felipe no cruzaron ni una sola palabra.