El escándalo del caso Nóos dejó una huella imborrable en la familia real española, especialmente en la infanta Cristina y sus hijos. Desde que estalló este polémico caso, la familia ha vivido en una constante turbulencia. La infanta y sus hijos decidieron refugiarse en el extranjero, primero en Washington y luego en Ginebra, donde Cristina se estableció junto a su hija menor buscando un entorno más estable y menos mediático.
Juan Urdangarin, uno de los hijos de Cristina, asumió un papel protector dentro de su familia durante estos tiempos convulsos. Él era el mayor de los hermanos y fue quien más sufrió con aquel episodio. Juan se erigió como defensor de su padre y atribuyó a la monarquía gran parte de las adversidades que enfrentaba su familia. Además de estos desafíos familiares, Juan enfrentó graves problemas de acoso escolar durante su adolescencia. Los insultos y burlas en la escuela y en público deterioraron significativamente su salud emocional.
Juan Urdangarin necesitó ayuda psicológica para superar los problemas ocasionados en la familia por el caso Nóos
La infanta Cristina, en su rol de madre protectora, intentó resolver la situación interviniendo en la escuela, pero el acoso persistió, lo que llevó a la familia a mudarse a Washington en busca de un nuevo comienzo. En la capital estadounidense, Cristina buscó ayuda profesional para Juan, quien necesitaba atención médica para superar las secuelas emocionales del acoso.
Tras finalizar su educación secundaria y superar algunos de sus momentos más difíciles, Juan optó por tomarse un año sabático dedicado a proyectos de ayuda social. Luego, se matriculó en la Universidad de Essex en el Reino Unido, donde estudió Relaciones Internacionales y completó su licenciatura en tres años. Durante ese tiempo, Juan siguió acudiendo a terapia.
Juan Urdangarin todavía acude a terapia
Actualmente, Juan reside en Londres y trabaja en una organización de cooperación internacional. Sigue recurriendo a esa ayuda psicológica cuando lo necesita. Y comparte vivienda con otros compañeros. Con todo, el mayor de los hijos Urdangarin ha logrado una notable independencia y desarrollo personal, dejando atrás aquellos años de problemas en el seno familiar y fuera de él.
El camino recorrido por Juan Urdangarin ha sido difícil, pero su capacidad para adaptarse y superar las adversidades destaca su fuerza de carácter. A través de su compromiso con el bienestar social y su lucha constante por mantener su salud mental y emocional, Juan continúa construyendo una vida significativa y plena. Su historia es un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más complicadas, es posible salir del pozo.