Kate Middleton, princesa de Gales, pasa por la etapa más difícil de su singladura royal. Y no es poca cosa, teniendo en cuenta el alboroto con sus cuñados Enrique de Sussex y Meghan Markle. Pero su desaparición, sorprendente y preocupante, supera con creces otros pasajes vitales. Las teorías sobre su estado real son infinitas, y la búsqueda de una imagen que acabe con las especulaciones está provocando precisamente el efecto contrario. Controversia, Photoshop y excusas inverosímiles. Estrategia arriesgada, más teniendo en cuenta lo que explicábamos hace unas semanas, a raíz del fichaje de su polémico tío por el 'Gran Hermano VIP' inglés: está convaleciente y necesita reposo. Que no la alteren. Pues bien, la misión es un fracaso, y en buena parte por su culpa. Ha alimentado a la bestia.
En todo caso, vayamos al principio de la historia: Kate Middleton fue intervenida quirúrgicamente por un problema abdominal del que no se han dado más detalles. Las fotografías anteriores al ingreso de la princesa en The London Clinic, el mismo centro médico que trata el cáncer de su suegro, el rey Carlos III, acreditaban que algo no iba bien. Se ponía la mano al lado del vientre, haciendo muecas de dolor. Si eran reales o una estrategia de comunicación para ocultar otro tipo de intervención, como una cirugía estética, es un debate que se ha vuelto a abrir recientemente. En aquel momento la versión oficial colaba, y se respetaba su decisión de desaparecer por un tiempo. Pero la espera se ha hecho demasiado larga, extraña y errática. Incluso para los que rechazan teorías de la conspiración, pero que al mismo tiempo quieren respuestas. La más clara: ¿qué enfermedad está sufriendo Kate?
Las apariciones fugaces de la mujer de Guillermo en los medios de comunicación nos han mostrado en una Kate desmejorada, mucho más delgada, diferente. No podemos llegar a distinguir plenamente su rostro y descartar retoques estéticos, pero si se percibe un estado general que no tiene que ver con las últimas apariciones de la royal. La pérdida de peso, según una tertuliana del programa 'Espejo Público' de Susanna Griso, es una de las consecuencias de la enfermedad que sufre, y sufrirá desgraciadamente, en el futuro. Antena 3 ya dio el diagnóstico de Carlos III, y ahora lo hace con la princesa a través de Carmen Lomana, quien afirma que su fuente es "muy potente". Evidentemente, no será ninguno de los señalados por el intento de robo de los datos hospitalarios de la royal. Osa ponerle nombre y apellidos al mal: la enfermedad de Crohn.
Se trata de una patología de difícil solución, a pesar de los tratamientos e incluso las intervenciones quirúrgicas. "Una afectación inflamatoria de tipo crónico y autoinmune del tubo digestivo que evoluciona de forma recurrente con brotes". De origen desconocido, provoca dolor abdominal, diarreas, fiebre, pérdida de peso, hemorragias rectales, etcétera. Lomana añade que "esta es una de la enfermedades en las que influye el estrés. El mal de Crohn es un poco estigmatizante y muy doloroso. Tiene que relajarse". Según estudios médicos, "el pronóstico es incierto e individual. En general, la calidad de vida entre los brotes es buena, y se puede hacer vida normal. Sin embargo, existe un riesgo de tumores en el colon". Tendrá que vigilarlo de cerca y, definitivamente, poner en práctica el famoso lema británico de 'Keep calm, and carry on'.