En todas las familias hay una oveja negra oficial. Después puede haber corderos del mismo color, pero solo uno es el rey. El número 1 de los líos, los problemas y los escándalos. Los Middleton Goldsmith, la familia de la princesa Kate de Gales, tiene el suyo. El tío Gary. Está dispuesto a poner en riesgo la calma y la estabilidad de su sobrina, y lo más urgente en este momento: la recuperación de una misteriosa enfermedad. Gary, pobrecito, asegura que su objetivo es bienintencionado, que es por una buena causa: defender a la mujer de Guillermo de Inglaterra, futuro y quizás inminente rey, de sus enemigos. Es decir, de Enrique de Sussex y Meghan Markle. Una nueva guerra familiar. Fenomenal.
Y bien mediática. Porque como informamos hace semanas, el tipo aceptó una suculenta oferta económica del 'Celeb Big Brother' para participar en la inminente edición del 'GH VIP' inglés. "Ha dejado claro que hablará de cualquier tema, y es lo bastante claro cuando se trata de los Sussex", afirmó un directivo de Channel 4 al hacerse público el fichaje. Llegó durante los primeros días de posoperatorio de Kate, un momento inoportuno para ella y estremecedoramente adecuado para el espectáculo televisivo. La reacción de la princesa convaleciente y de su entorno era desconocida. Pero con el paso de las semanas se ha acabado sabiendo todo. Como el pasado del personaje en cuestión.
No sería un angelito, el tal Gary Goldsmith. Al lado de su pasado de episodios de violencia machista y consumo de drogas, su indiscreción parece una tontería. Pero claro, está agitando un avispero peligroso sobre el que se clavan las miradas de medio planeta. Y tiene una forma de decir las cosas que, en ningún caso, entraría en la definición de medida. No solo se gusta aireando secretos, también es bueno repartiendo bofetadas a diestro y siniestro. Son sus guilty pleasures, sus placeres inconfesables. Y como ya metió baza poniendo a parir a Enrique a raíz de las famosas y polémicas memorias del hijo de Diana de Gales, lo temen. Hay pánico y furia. Los Sussex "should be scared", deberían tener miedo.
Carole Middleton, madre de Kate, ha mantenido según 'The Sun' una comunicación muy directa con su hermanito del alma. Acompañada de su marido, Michael, le han leído la cartilla. No aceptan ni consienten su entrada en la televisión para destripar intimidades familiares tan delicadas, y todavía menos en un proceso de salud inquietante como el que sufre la princesa. Los padres le transmitieron el enfado de la misma Kate, quien no mantiene relación con su tío desde hace años. Hay distancia, y por lo que se ha ido sabiendo, se entiende bastante bien: transmite la imagen de un tarambana y un bocazas. Una joya, por otra parte, para un programa especializado en exprimir a famosos y sus historias a golpe de talonario. "Lo último que quieren es que el tío Gary cause vergüenza en la televisión". Su vergüenza será la de toda una Casa Real.