Kate Middleton ha engañado el Reino Unido. Su foto de reaparición en plena convalecencia es falsa. Las principales agencias de prensa la han retirado a medida que descubrían nuevos detalles fake de la instantánea con la que, al lado de sus hijos, quería felicitar el Día de la Madre. Retoques grotescos, escenarios imposibles... una tomadura de pelo. La situación médica de Carlos III y de la propia princesa de Gales es inquietante y preocupa, pero la estrategia de comunicación de los royals la ha diseñado su peor enemigo: es decir, ellos mismos.
El colmo ha llegado este lunes, con el comunicado de disculpas de C. (Catherine, Kate) compartido en diferentes plataformas virtuales, atribuyéndose toda la responsabilidad de la fechoría. Una excusa azucarada, pero infecta: "Como muchos fotógrafos aficionados, de vez en cuando experimento con la edición. Quería expresar mis disculpas por cualquier confusión que la fotografía familiar que compartimos ayer causó. Espero que todos los que lo han celebrado hayan pasado un muy feliz día de la madre. C": La mentira es grave, pero el más jorobado del caso es que las teorías sobre el estado de salud de la mujer de Guillermo no solo no cesarán: es que se han disparado hasta el infinito. Y la culpa es de sus protagonistas.
Con el escándalo ardiendo como una mala cosa, la opinión pública inglesa exige respuestas y, sobre todo, la verdad. Quieren las fotos reales, antes del torpe proceso de edición del que se inculpa, de manera doblemente sorprendente, Kate. Uno de los periodistas y presentadores de televisión más famosos y polémicos, Piers Morgan, ha sido el encargado de hacer pública esta petición a la Casa Real. Considera urgente ver el material original para poder eliminar, definitivamente, cualquier indicio de conspiración sobre la realidad que rodea a la princesa. Su petición ha recibido el visto bueno de millones de súbditos británicos, incrédulos con el espectáculo dantesco que están ofreciendo estos días. Eso de la flema británica es una leyenda: han perdido el control.
La respuesta del Buckingham Palace, informa el diario The Sun, no se ha hecho esperar. Y no gustará a aquellos que quieren aclarar este alboroto: no consideran necesario publicar el material original, sin pasarlo por programas como el Adobe Photoshop en varias ocasiones. La opacidad royal vuelve con fuerza y en el peor momento: la reputación de Kate Middleton ha quedado herida de muerte. Mientras tanto, su marido Guillermo no ha dicho ni media palabra, quizás protegiéndose de las consecuencias de la chapuza y la ofensa a la confianza popular. Si Isabel II se levantara de la tumba, rodaría más de una cabeza. Qué ridículo. Ni los Borbones.