Las revistas que tratan a la familia real británica parece que tienen una obsesión con los pechos que tienen las mujeres de los nietos de la reina de Inglaterra. Hace unas semanas destaparon el topless de Meghan Markle, la duquesa de Sussex, que justo después de casarse con el príncipe Harry, se hicieron públicas unas fotos suyas en la playa en un vídeo que youtube corrió a borrar, aunque ya fue demasiado tarde. Markle hace relativamente poco que ha sufrido en las propias carnes los tabloides sensacionalistas británicos, y por mucho que ahora vaya con pamelas, sabe que los paparazzis, a la que puedan, la volverán a perseguir. Su cuñada ya lleva más tiempo en el cargo y ya hace tiempo que se las tiene con alguna publicación. Hace seis años, Kate Middleton y el príncipe Guillermo, los duques de Cambridge, estaban en la piscina de un conde, primo del príncipe Carlos, en el sur de Francia.

Efe

Los paparazzis de la revista francesa Closer consiguieron hacerle unas fotos en topless. Los duques consiguieron retirar el número de la revista del mercado, aunque no pudieron detener la reproducción de las imágenes en otros países, y el pezón de la nieta política de Isabel II lo vieron todos los ingleses. Para Guillermo fue especialmente duro y "doloroso, porque me recuerda el acoso al que fue sometido mi madre por los paparazzis", llegó a afirmar.

Los duques llevan desde entonces en un litigio judicial que finalmente se ha acabado, con la ratificación de la sentencia por parte del Tribunal de Apelación de Versalles contra la publicación, a la que obligan a pagar 150.000 euros (aunque pedían 1,5 millones por delito a la intimidad). Este dinero, en concepto de compensación, multas a los directivos de la revista y a los fotógrafos, irá a parar a una organización benéfica.

Middleton y Guillermo, lo que pretenden, es advertir a la prensa extranjera de las reglas del juego que hay que seguir con ellos: se harán fotos cuando ellos quieran y cuando no, quedarán en el anonimato. Los duques de Cambridge quieren dejar claro que romper la privacidad de los futuros reyes de Inglaterra tiene un precio.