Kate, Kate, Kate. Medio mundo no habla de otra cosa ni de otra persona. La princesa de Gales es la mujer más buscada del planeta. Su desaparición por motivos de salud, oficialmente una operación abdominal de recuperación lenta y pesada, ha desembocado en un pitote de dimensiones mayestáticas. La presión por saber de ella y de su estado ha provocado movimientos erráticos, absurdos e inquietantes: la famosa fotografía retocada, por ejemplo. Cargarse la reputación y la credibilidad es así de sencillo, también temerario e inexplicable. Ha generado un ambiente tan crispado y propicio a la especulación que ahora no hay quien arregle el desastre. Esta crisis dejará cicatrices. Y de las gordas.
Cicatrices, precisamente, es lo que muchos piensan que son los motivos de la mujer de Guillermo de Inglaterra para evitar aparecer en público de manera clara y definitiva. Y eso no incluye, evidentemente, el vídeo de la pareja real saliendo de una tienda en Windsor, el pasado sábado: nadie se cree que sea ella, a pesar de los comunicados de la Casa Real británica o del sensacionalista The Sun. Decíamos de las cicatrices, sí, pero no causadas por el bisturí en su abdomen, sino más bien por haberse retocado la cara. Una operación de estética de grandes dimensiones, y que quiere esconder hasta que haya pasado un tiempo conveniente para distraer la atención del personal. Un extremo absolutamente impensable en estos momentos: Kate será examinada de arriba abajo el día que, por fin, deje de jugar al gato y al ratón.
La garganta profunda especializada en hacer públicos nuevos documentos gráficos sobre Kate Middleton es un medio rosa norteamericano, TMZ. Ellos se han apuntado todos los goles de las últimas semanas. En Inglaterra, mientras tanto, la situación es diferente. Y resulta curioso: hay mucha menos información sobre la pareja de príncipes que fuera de sus fronteras. Por eso pasan cosas como las que explicaba hace unos minutos Pilar Eyre en TV3: la llaman colegas periodistas británicos para enterarse de las novedades de sus royals. Y Eyre, claro, es una número 1, también en el ámbito internacional. Su opinión y sus fuentes la convierten en una voz necesaria y de garantías: es por eso que la bomba que ha soltado en el 'Tot es Mou' de Helena Garcia Melero es demoledora.
Eyre explica toda la verdad: se abona en la teoría de la amante de Guillermo, la famosa Rose Hanbury, examiga de Kate. "Creo que Kate ha tenido un problema de salud mental, quería dejar a Guillermo por su infidelidad. No puede aguantarlo". Cortita y al pie. "No quiere ser una Diana de Gales, tampoco una Sofía de Grecia". Pilar, imprescindible. El vídeo vale mucho la pena. Como todo lo que hace.