Kate Middleton ha podido experimentar en carne propia la dificultad extrema de convertirse en un habitante de la jungla royal británica. La fauna y la flora parecen exuberantes, pero esconden grandes peligros. Y si además se alinean circunstancias de debilidad, como las que arrastra por la famosa operación de abdomen que precedió al diagnóstico de cáncer, todavía más. Desde aquel famoso vídeo explicando qué era su situación, personal y familiar, no se ha vuelto a ver en público a la princesa de Gales. El tratamiento es lo más importante. Y las filtraciones sobre su estado no son del todo optimistas.

La mujer de Guillermo de Inglaterra continúa encerrada y oculta de una opinión pública que ya le ha demostrado su voracidad, aprovechando sus resbalones. Por lo tanto, mejor ir con pies de plomo. Ahora bien, eso no quiere decir que Kate esté inoperativa. Ni mucho menos. Toma decisiones radicales e importantes, fortaleciendo su núcleo de confianza. No quiere intrusos ni gente peligrosa a su alrededor, solo aquellos que le demuestran afecto y lealtad. También la discreción, un tesoro tan esquivo para la royal británica. Lo que acaba de hacer sorprende al Reino Unido porque parece una película romántica de sobremesa: de estilista a mano derecha. La ejecutiva privada sénior, en su acepción original. La número 1.

Hablamos de Natasha Archer, la persona que viste a Catalina de Gales desde 2010. Una trabajadora muy próxima y que ha acabado convertida en amiga íntima, paño de lágrimas y ahora, su vocecilla de la conciencia. Archer es considerada como la profesional de la imagen que catapultó a Middleton en los escenarios internacionales del glamur y el estilo. Ha ido ganándose la confianza de la futura consorte de manera gradual, hasta el punto que ha sido de las primeras personas no royals que la visitaron después del nacimiento de su hijo George. También ha sido de las pocas que accedían a su habitación en The London Clinic, tras pasar por quirófano. El estatus es evidente.

Natasha Archer en The London Clinic / GTRES

La situación laboral de Natasha, de 36 años, había ofrecido algunos detalles sorprendentes durante las semanas anteriores al anuncio de los problemas médicos. Pasaba de ser la acompañante recurrente de la princesa en viajes y visitas oficiales, a salir de la primera línea, ocupándose de otras cuestiones. Cosas tan importantes como el bienestar de la royal en esos momentos angustiantes, de manera silenciosa y próxima, fuera de la vista del público. "Natasha merece este impulso, es infaliblemente discreta y leal", ha explicado una fuente próxima a los príncipes de Gales sobre la valida de Middleton. El gran salto, sin duda.

Natasha Archer / GTRES