Ser parte de la familia real británica significa aceptar tradiciones centenarias, muchas de ellas difíciles de comprender para quienes no han crecido dentro de la realeza. Sin embargo, hay límites que Kate Middleton no está dispuesta a cruzar, especialmente cuando se trata de sus hijos. A pesar de haberse adaptado con éxito a la monarquía, la princesa de Gales ha sido clara en un punto: la educación y bienestar de sus hijos están por encima de cualquier costumbre ancestral.
Desde que asumió su papel como futura reina, Kate ha sabido equilibrar el respeto por la tradición con su visión moderna de la crianza. Tanto ella como el príncipe Guillermo han procurado que sus hijos,George, Charlotte y Louis, crezcan con valores más alineados con el mundo actual. Y esto incluye mantenerse alejados de ciertas prácticas que, aunque normales dentro de la Casa de Windsor, resultan crudas y perturbadoras para la mayoría.

Kate Middleton quiere alejar a sus hijos de las tradiciones más arcaicas de la familia real británica
Uno de los ejemplos más claros de este choque de visiones es la caza real, una tradición que los hijos de Carlos III cumplieron sin excepción. En su biografía 'En la sombra', el príncipe Harry relató cómo, desde pequeño, se le inculcó la idea de que la caza era parte del equilibrio natural. A los 15 años, tras abatir su primer ciervo en Balmoral, fue obligado a meter la cabeza en sus entrañas todavía calientes, una experiencia que describió como desagradable y estremecedora.
Este tipo de ritos han sido parte de la formación de los jóvenes miembros de la realeza durante generaciones, pero Kate Middleton se ha negado rotundamente a que sus hijos participen en ellos. Según el libro 'Yes, Ma’am - The Secret Life of Royal Servants', de Tom Quinn, la princesa ha dejado claro que sus hijos no serán sometidos a este tipo de prácticas sangrientas.

La decisión de Kate Middleton no gusta a los sectores más tradicionales
La decisión de Kate no ha sido bien recibida por los sectores más tradicionalistas de la monarquía, quienes consideran que este tipo de ritos son fundamentales para que los futuros reyes entiendan su relación con la naturaleza y el poder. Sin embargo, la princesa de Gales se ha mantenido firme en su postura, estableciendo un nuevo precedente dentro de la familia real.
Para Guillermo y Kate, ser parte de la realeza no debería implicar someterse a costumbres arcaicas que van en contra de los valores que desean inculcar a sus hijos. La crianza moderna que han adoptado se basa en el respeto y el equilibrio, no en la imposición de normas solo por tradición.