El estado de Carlos III de Inglaterra empeora sin freno. El cáncer de colon que le fue diagnosticado el año pasado avanza sin tregua, y los médicos no le dan más de un año de vida. En contraste, mientras la salud del monarca sigue en declive, su nuera, Kate Middleton, se encuentra en una situación completamente opuesta. La princesa de Gales, tras enfrentar su propia batalla contra el cáncer, ha mostrado una notable mejoría en sus últimas fases de recuperación.
Apenas superada su larga lucha contra la enfermedad, que la obligó a someterse a intensas sesiones de quimioterapia y a una cirugía inicial a principios de 2024, en la que le extirparon la matriz, la esposa del príncipe Guillermo, no tardó en dirigirse al pueblo británico. "Puedo expresar el alivio que siento al haber completado finalmente mi tratamiento de quimioterapia. Estos últimos nueve meses han sido increíblemente difíciles para nosotros como familia. La vida puede cambiar en un instante y hemos tenido que encontrar la manera de navegar en aguas tormentosas y por un camino desconocido. El viaje del cáncer es aterrador", apuntó Kate tras superar los peores momentos.

Kate Middleton vuelve a la acción
Su primera reaparición pública fue el pasado 10 de noviembre, durante el solemne Día del Recuerdo en Londres. Desde entonces, ha retomado sus responsabilidades poco a poco, sin descuidar las necesarias revisiones médicas que aseguran que todo vaya bien.
Sin embargo, la futura reina consorte todavía arrastra secuelas físicas que le recuerdan constantemente los momentos más duros de su enfermedad. Por ello, según han deslizado medios británicos, Kate Middleton tiene programada una nueva intervención quirúrgica.

Una operación necesaria para su salud mental
En este caso, se trata de una cirugía plástica con el objetivo de eliminar las cicatrices que quedaron tras la operación en su abdomen. Asesorada por su equipo médico, la princesa desea cerrar ese capítulo doloroso de su vida sin tener rastros visibles que le recuerden constantemente la época más oscura por la que ha pasado.
La decisión de someterse a esta cirugía no respondería a una cuestión meramente estética, sino a una necesidad emocional. Para Kate Middleton, cada cicatriz es un testimonio de una lucha personal, y borrar esas marcas le permitiría seguir adelante sin revivir los duros momentos que atravesó.