El pasado mes de octubre, el Barça femenino hizo uno de los partidos casi perfectos al cual nos tienen acostumbrados a los culés. Las jugadoras de Jonatan Giráldez vencieron a la Real Sociedad por 3 a 0 en el estadio Johan Cruyff, desatando la euforia de los aficionados de todas las edades, embelesados cada vez que las vemos jugar como los ángeles y ganar. Cuando el árbitro pitó el fin del partido, aficionados de todas las edades, especialmente los más pequeños, pero también los padres de estos, se enzarzaron por conseguir alguna firma de sus ídolos o algún objeto que llevarse a casa y ponerlo en un altar: autógrafos, fotos, camisetas, calcetines, una goma de pelo... lo que fuera. Griterío, locura y diferentes momentos donde algunos seguidores perdían los papeles mientras Aitana Bonmatí, Alexia Putellas o Mapi León firmaban camisetas. La central aragonesa, en medio de esta situación, trató de poner orden y dijo a según qué fans que algunas de sus maneras no eran las adecuadas: "Sois muy agresivos", les advertía la central entre el jaleo generalizado, pero sin dejar a ninguna criatura sin aquello que habían venido a buscar.

Ahora, tres meses después, se ha vuelto a vivir una situación similar en otro partido de las jugadoras del Barça, nuevamente en el estadio Johan Cruyff. Las futbolistas azulgranas han empezado el año como lo acabaron, ganando por paliza a su rival y con un juego y un resultado absolutamente demoledores. Paliza contra el Levante Las Planas por 9 a 1 y después, una imagen al final del partido mientras las futbolistas firmaban camisetas que nos tendría que hacer pensar a muchos, especialmente, a muchos padres. Las jugadoras azulgranas se acercaron al banquillo para firmar autógrafos de los aficionados, como acostumbran a hacer. Y en muchos casos, soportando la mala educación de algunos de los seguidores, que parecía que estuvieran más en un tiro al plato en alguna feria ambulante que pidiendo un autógrafo de sus ídolos. Les lanzaron banderas, bufandas y camisetas para que las firmaran, pero de unas maneras chapuceras y sin ningún tipo de respeto. Esta actitud provocó la reacción de algunas de las jugadoras, como Aitana Bonmatí, que no daban crédito a lo que estaba pasando. Incluso le llegaron a lanzar una funda de móvil y un libro. A la cara. Una jugadora que también puso los ojos como platos y que no daba crédito fue Patri Guijarro. La mallorquina abroncó a un aficionado que le lanzó una camiseta y se la devolvió, advirtiendo que no las firmaría si continuaban así. Mientras que la noruega Caroline Graham Hansen, visiblemente molesta, dejó las cosas que estaba firmando y se marchó a otra zona para atender a otros seguidores.

En estas imágenes se ve cómo le lanzan de todo a Aitana, incluso, una carcasa de móvil que parece tocarle la cara, y a bastante velocidad. Las jugadoras del Barça siempre han tenido una sensibilidad especial con los aficionados, especialmente los más menudos, y se han quedado mucho rato firmando una vez ha acabado el partido. Sin ir más lejos, servidor todavía recuerda emocionado como en un partido de Champions en el Camp Nou de hace dos temporadas contra el Wolfsburgo, la de Sant Pere de Ribes, una vez acabado el partido, estuvo, literalmente, una hora firmando camisetas después del silbato final, dando la vuelta al estadio y deteniéndose en cada esquina para satisfacer a los pequeños aficionados y aficionadas. Por eso es lamentable cómo han aprovechado algunos para cargar contra las jugadoras de manera miserable. Por ejemplo, el reconocido madridista Kiko Matamoros.

Manda huevos, como diría aquel, que alguien como él vaya dando lecciones de buenas maneras y de respeto. Y más, que lo haga vomitando su odio con unas palabras abyectas: ""¿Pero estas personas qué coño se han creído que son? Procede mucho asco ver estas actitudes". Inmediatamente ha salido escaldado:

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