¿Qué hacías la mañana que te enteraste de que Lady Di acababa de morir estrellada dentro de un coche contra la columna trece del puente del Alma en París? Hace dos décadas de aquel último día de agosto que sacudió nuestras conciencias. Todos habíamos consumido revistas y diarios y sabíamos que Diana de Gales se había casado infeliz.

Ella misma confesó en aquella célebre entrevista televisada mirando de soslayo: "En mi matrimonio éramos tres". El príncipe Carlos estaba enamorado de su actual esposa: Camila Parker Bowles. Tanto, que en una célebre filtración de sus mensajes adúlteros le decía: "Quiero ser tu tampax". Diana, ya divorciada, acabó en brazos de un musulmán multimillonario: Dodi Al Fayed, heredero de los almacenes Harrod's. Y aquel 30 de agosto por la noche salían del Ritz por la puerta de atrás.

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Huían de los paparazzis y de todos nosotros que queríamos saber. Consumíamos aquella historia con avidez. Los rumores se sucedían: Dodi le ha pedido para casarse. Diana espera un tercer hijo. El hermano del futuro rey de Inglaterra será musulmán. Diana sabía que su vida corría peligro. Los biógrafos conspiranoicos aseguran que dejó dicha una frase lapidaria: "Si me pasa algo, el culpable es el Duque de Edimburgo". Los suegros, siempre los suegros.

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La reina Isabel II reaccionaría tarde y mal. Nunca tuvo mucha estima a su nuera. Diana no habría sido reina por el sencillo hecho de que los británicos hacen rey el heredero, y el cónyuge es sólo un aristócrata. Precisamente el duque de Edimburgo, con todas sus conocidas manías, filias y fobias, habría instigado un plan para que los servicios secretos encubrieran aspectos claves de aquel accidente. La investigación se despachó con un sencillo 'el chófer iba borracho' y archivado. No sabían que lo peor tenía que llegar.

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Los hombres de Diana desfilando con el féretro. Los amantes de las teorías alternativas aseguran que el ataúd iba vacío y que Diana fue incinerada sin hacerse la autopsia. De los cinco hombres, su hermano, Charles (en medio), ha quedado, 20 años después, como el aprovechado y su exmarido, Charles también, quizás consulte las casas de apuestas para saber si será rey un poco o nada. El suegro ya se ha retirado y sus dos hijos han conseguido preservar la buena imagen de la familia más royal del planeta.

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Los británicos quedaron medio traumatizados. Se les moría de manera cruel la princesa del pueblo. La cara bonita, amante de las minorías. Cualquier buena causa ella la abanderaba. ¿Lucha contra las minas anti-persona? hagámosla. ¿Batalla contra la homofobia? tengámosla. ¿Guerra contra la resignación de la mujer cornuda? ganémosla.

Tuvo que ser el primer ministro Tony Blair, el considerado embaucador mayor del Reino, quien guiara a la reina. Isabel II no supo reaccionar. Su hieratismo era adecuado para los días laborables pero en un momento como aquel no sentó bien a sus súbditos. No tenía preparado un funeral de Estado porque Diana no era de sangre real. No sabía qué decir ni hacer. Mostrarse triste no iba con su educación victoriana.  20 años después la reina de Inglaterra en el corazón de medio planeta se llama Diana Spencer.

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